Hay por lo menos siete razones del por qué es mejor creer en Jesús en lugar de Santa Claus:
1. Jesús es presentado como una figura histórica por personas respetables tanto en los escritos seculares como en los sagrados. Santa Claus simplemente es presentado como un personaje ficticio.
2. Jesús es presentado como una persona real el cual afirmó ser divino y quien llevó a cabo milagros. Estos registros están atestados por testigos de buena reputación y nos han sido transmitidos a nosotros por fuentes confiables considerando que los documentos del Nuevo Testamento son 99.5% textualmente puros. Santa Claus es intencionalmente y con conocimiento, presentado como un personaje ficticio que vive en el Polo Norte.
3. La intención de los escritos del evangelio era transmitir la realidad física de Jesús a adultos responsables, mientras que los registros de Santa tienen la intención de entretener las mentes inquietas de los niños. Esta es la razón por la cual la gran mayoría de adultos saludables, mentalmente competentes no creen en un personaje conocido como Santa el cual puede viajar por los aires con un trineo llevado por renos y quien puede llevar cantidad de regalos para todos los niños buenos del mundo entero y quien puede entrar y salir a través de las chimeneas aun cuando es lo bastante gordo.
4. Los escritos con relación a Jesús presentan un contexto histórico, cultural, religioso y político con nombres, eventos y lugares verificables que forman parte integral del registro de ese contexto y realidad. Las historias de Santa Claus no contienen ninguna clase de contextualización integral, excepto establecer que existe un Polo Norte y que hay ciudades y países que Santa visita en la noche.
5. El hecho es que los padres compran, empacan y entregan regalos a los hijos sabiendo que no existe ningún registro documentado donde Santa Claus haya sido capturado por allanamiento de morada, haciendo sonar el sistema de alarma de las casas, cogido in fraganti, desapareciendo por una chimenea y montando un trineo a través del aire y llevado por renos voladores. Este último punto merece un comentario ya que no tenemos evidencia adicional de que los renos puedan volar; aumentando más la irracionalidad de la historia de Santa Claus. Además, si un trineo lo suficientemente grande como para llevar millones de juguetes se acercara al área de la capital de Nuevo León —Monterrey N. L—sabiendo que existen buenos niños aquí, esperaríamos escuchar aviones o helicopteros militares de combate retumbando en el cielo para interceptar al intruso. Pero no ha surgido ningún registro de esta naturaleza.
6. Dado que los registros del evangelio fueron escritos por individuos que conocieron personalmente a Jesús—o que estuvieron bajo la guía de aquellos que lo conocieron—los evangelios son históricamente exactos y magníficamente transmitidos a nosotros a través del método de copiado, podemos entonces asumir que Jesús fue un personaje real e histórico. Pero nosotros no hemos escuchado ninguna evidencia contundente para establecer la validez de Santa Claus. No hemos encontrado huellas de renos sobre los techos de casas cubiertas con nieve en la víspera de la Navidad. No existen registros de video con Santa vagabundeando en las casas de las personas. Tampoco sabemos de ningún reno volador y no hemos todavía establecido como Santa puede vivir en el Polo Norte por tantos años sin ser detectado; particularmente en esta cultura de tecnología tan adelantada. Añádale a esto la falta de discípulos de Santa que van por el mundo arriesgando sus vidas, siendo ridiculizados por los adversarios religiosos y políticos, la inspiración de los escritos y la realización de milagros. Realmente no tenemos ninguna evidencia de que Santa existe, excepto, claro está, en la mente de los niños.
7. Finalmente, esto se reduce a si uno puede o no razonablemente probar que existe. Muy pocas personas niegan la realidad histórica de Jesús, y aun cuando millones de niños afirman la existencia de Santa, sabemos bien que la mente de los niños no es capaz de diferenciar entre la fantasía y la realidad; particularmente cuando los padres de ellos al hablarles acerca de Santa, confían que es real.
Conclusión
Hay distinguir entre los documentos históricos, verificables y conocidos y las historias creadas para los niños. Jesús fue una figura histórica real; Santa ni lo fue, ni lo es, ni tampoco lo será. Es increíble lo que puede hacer la triada del materialismo, el consumismo y la publicidad para resaltar la figura mítica e imaginaria de Santa Clous, en contraste; sabemos lo que puede hacer la fe, para hacer real la presencia sublime de nuestro gran Dios y Salvador el Señor Jesucristo.
Egor
fuente: perfil del pastor Edelmiro Gonzalez