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lunes, diciembre 9, 2024
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Líbranos del mal, una oración Pastoral — por Juan Pérez G.

…más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén (Mateo 6:13).

[dropcap]E[/dropcap]n la oración modelo de nuestro eterno Salvador predomina la expresión líbranos del mal.

Es una petición que nos hace reflexionar y suplicarle a Dios para que no caigamos presos en los males que el mundo y el maligno ofrecen, pero a la vez del mal que puede afectar nuestra vida espiritual como hombres de Dios. Líbranos del mal, es una oración que se convierte en una necesidad permanente y de carácter personal. No sólo podemos pensar en el mal, que el maligno puede traer sobre nosotros, sino también, del mal que nosotros mismos podemos hacer sobra la vida de otros.

El creyente y siervo del Altísimo deberá pedir la libertad de los siguientes males.

I. Líbranos del mal que nos rodeaMANOS Y HOMBRE1

El hecho de ser pastores, o siervos ungidos del Señor, no nos exenta de la posibilidad de ser tentados y derrotados por el maligno. No podemos negar que vivimos en un mundo donde los tiempos son malos, observamos a nuestro alrededor violencia, inseguridad, desempleo, enfermedades, caídas financieras y desintegración familiar. Es notable que el maligno se haya propuesto destruir el reino de Dios, y los hombres llamados al ministerio estamos en la mira de Satanás. Hoy por hoy, nos es urgente cobijarnos bajo la sombra del omnipotente y humillarnos bajo la poderosa mano de Dios, rogándole al Todopoderoso que nos libre del mal.

A pesar de reconocer que las fuerzas del mal son aguerridas, nuestra fe y nuestra esperanza se agigantan al recordar las valiosas promesas de la Palabra de Dios. El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente (Salmos 91:1).

Otra expresión que el salmista nos entrega y garantiza del cuidado de Dios es aquella que dice: No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. (Salmos 91:10).

Que glorioso es poder caminar y ejercer el ministerio pastoral sabiendo que nuestro eterno salvador se compromete a librarnos del mal. Uno de los himnos que el pueblo judío entonaba en sus caminatas al transportarse de un sitio a otro y reconocía que humanamente no había quien garantizaba los cuidados era el Salmo 121:7 …te guardara de todo mal; Él guardará tu alma.

II. Líbranos del mal que podamos hacer

Una segunda expresión que se desprende de la oración líbranos del mal, son todas aquellas acciones y expresiones que podamos hacer a nuestros semejantes.

Nosotros desde la posición pastoral al ejercer nuestro ministerio y teniendo el desafío de guiar al rebaño por el camino de la verdad, debemos cuidar de corregir sin herir, de tolerar las debilidades que otros tienen y pronunciar palabras que no sean ofensivas a nuestras ovejas.

La incomprensión nos lleva a cometer injusticias y podemos causar heridas en el corazón que tardan en cicatrizar. Nuestro primer grupo con quien convivimos es nuestra familia, y debemos prestar atención para que las presiones del trabajo no nos lleven a ofender o lastimar a quienes más nos aman y nos rinden sus respetos. La familia es el primer rebaño que debemos pastorear con mucha responsabilidad y amor sincero, si triunfamos en este rebaño, triunfaremos con las demás ovejas del rebaño de creyentes de nuestra congregación.

III. Líbranos de los males del pecado

Un aspecto más, que no quisiera olvidar, y que es sumamente delicado es el mal de la inmoralidad, el deseo de cometer pecado contra Dios transgrediendo las leyes en el contexto de la inmoralidad.

La Biblia advierte al respecto: Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable. Eclesiastés 10:1.

El pastor deberá cuidarse de tres males (moscas) los cuales mencionaremos:

La fama: nos puede hacer creer que somos tan importantes que nos olvidamos que el importante es nuestro Señor Jesucristo. Nos puede llevar a construir imperios de grandeza humana y a levantar pirámides de orgullo y arrogancia ministerial.

El mal de las finanzas: Nos puede hacer creer, que el ministerio es una fuente económica, para tener poder y grandeza terrenal. Nuestra verdadera motivación en el pastorado debe ser servir en el ministerio por amor a Cristo y a su obra. Con la confianza en sus promesas sabiendo que él se encargara de nuestras necesidades personales.

El mal de las faldas: Cuidémonos de los pecados de la inmoralidad, el cual parece que está de moda en el arsenal del maligno en contra de los siervos de Dios. Lo que no pudo hacer el ejército de los filisteos, lo logró Dalila en el ministerio de Sansón. Lo que no pudo lograr Saúl con su lanza, lo hizo Betsabé con su belleza en el ministerio de David. Muchas mujeres en la congregación caen en fantasías con los pastores, ven en ellos al hombre ideal y perfecto.

Si el pastor no detecta a tiempo este mal, pronto habrá caído de la gracia divina destruyendo una familia, una iglesia y su ministerio. Por lo que el pastor deberá orar al Señor continuamente que lo guardé de los malos deseos y sus consecuencias.

VI. Líbranos de los males del corazón

Son aquellos sentimientos negativos que podrían abrigarse en el corazón de alguien tales como:

Celo ministerial: En la viña del Señor, hay quienes no pueden ver a otros progresar, ser bendecidos y ser usados por Dios; estos constantemente se llenan de celos, envidias y críticas; descalificando a quienes tienen éxito en su ministerio. El pastor lleno del Espíritu Santo y que se humilla delante de la presencia del Señor, vence todos estos vicios con el poder de Dios.

corazonResentimientos: Algunos pudieran estar resentidos con Dios, porque no les ha concedido los privilegios o posiciones tan anhelados y buscados por ellos. Al no tener el éxito deseado caen en el resentimiento el cual lo manifiestan en sus predicaciones, conversaciones y relaciones familiares, cumpliéndose en ellos lo que Jesús dijo: …de la abundancia del corazón habla la boca (Lucas 6:45).

También caen en el resentimiento en contra de sus líderes. La mayoría de ministros que han abandonado el Concilio tenían un corazón resentido contra sus líderes, por no haber obtenido algún favor de parte ellos o por un agravio personal jamás superado. La Biblia dice: quítense de vosotros toda amargura… (Efesios 4:31). La oración debe ser siempre por la sanidad del corazón herido. Un corazón lastimado no puede avanzar, pues las heridas que no se curan a tiempo se infectan y detienen el avance.

Frustración: Son personas que buscaron una posición dentro de la organización o perdieron una posición, apasionándose tanto por el cargo, que llenaron su corazón de amargura y resentimiento y sin darse cuenta han dañado el corazón de su familia, amistades y tal vez de su propia congregación.. Estando unos enfermos de poder, y otros de no poder, olvidando que los cargos sólo son espacios temporales de servicio, y lo único permanente en la vida del ministro es el ministerio.

El Señor Jesús nos enseña que debemos pedir ser librados del mal. Como pastores debemos pedir a Dios que nos libre de todo aquello que pueda hacernos fracasar en el ministerio. No debemos permitir que ningún mal dañe nuestro entorno ministerial, emocional y familiar. Debemos culminar bien lo que un día el Señor nos permitió comenzar. El apóstol Pablo dijo al respecto: Quiero terminar con gozo mi carrera.

Quiero citar un ejemplo del caso de los grandes futbolistas que ya no están en los estadios de futbol jugando un gran partido, los cuales un día llenaron los estadios tras un campeonato mundial y eran seguidos por millones de espectadores en los medios masivos de comunicación, cuya jugada en el campo produjo el gol que hizo a su equipo ser el ganador de la copa mundial de este emocionante deporte. Hoy llegan o son llevados a los mismos estadios para ubicarse en las primeras butacas y desde ahí contemplar el desarrollo de un campeonato mundial, disfrutando minuto a minuto el juego sin estar jugando pero apoyando con todo el corazón a su equipo; compartiendo la gloria de los que ganan y a veces la tristeza de los que pierden.

Así también nosotros como ministros de Cristo debemos procurar llegar a la meta aunque sea en la vejez, estando presentes en nuestros cultos, sin ser ya los pastores o los predicadores; asistir a nuestras asambleas Distritales o Nacionales sin ser ya los Directivos o líderes de la organización; como muchos pioneros y colegas nuestros que nos precedieron en las filas asambleístas y que llegaron al final de sus días en esta tierra con un corazón agradecido, lleno de alegría y de satisfacciones por las bendiciones recibidas y los logros obtenidos en su largo y arduo trabajo en el cumplimiento de la misión encomendada y con la camiseta bien puesta de las Asambleas de Dios.

fuente: Aviva 2011
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Pbro. Juan J Pérez González
Pbro. Juan J Pérez Gonzálezhttps://pastorales.com/author/juanperezg/
Líder Nacional del Concilio de las Asambleas de Dios, como Secretario General, y en 2019 - Director de Evangelismo a nivel Nacional. Amante de la obra misonera, Pastor, Predicador y Evangelista es su especialidad con milagros y salvacion a través de la Palabra.

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