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martes, diciembre 10, 2024
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DAME A MI PRIMERO — Pbro. Juan Pérez González

1 Reyes 17:9-13.  Reina-Valera 1960 (RVR1960)

13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.

14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.

E l contexto de este evento se da en un tiempo caracterizado por el hambre, la sequía y por toda la crisis causada por el juicio divino a la nación de Israel, por su desobediencia y rebelión, la cual radicó al dejar el culto a Dios y adorar a Baal. En esos días dentro de ese contexto social y religioso, Dios envía al profeta Elías a Sarepta ciudad natal de la viuda, la cual había sido preparada por el Señor para atender al profeta. El encuentro de ambos para esta mujer sería un verdadero desafío el cual exponemos a continuación.

Venciendo el temor …

No tengas temor… El temor de ser defraudada por un desconocido.

La viuda no conocía al profeta, por lo que pudo haber pensado: se supone que si éste fuera un siervo de Dios, él me estuviera ayudando. Si fuera profeta como dice ya se hubiera dado cuenta de mi condición, que soy viuda, que tengo un hijo y que ambos estamos literalmente muriendo de hambre. Hasta pudo haber pensado soy viuda pero no tonta.

En la iglesia pasa lo mismo con muchos creyentes que no dan sus diezmos, ofrendas y primicias, porque tienen prejuicios sobre los pastores tales como: el pastor es un vividor, los pastores se hacen ricos con los diezmos, o simplemente se la pasan todo el tiempo dudando de la calidad moral y espiritual de los mismos, tomando eso como pretexto para no dar a Dios la parte que le corresponde.

En ese sentido quizás hay ministros con prejuicios hacia sus directivos, y cuestionan según ellos el manejo de las finanzas y por eso retienen sus aportaciones económicas, atropellando el funcionamiento de la obra. Todos sabemos que la base económica de nuestra organización es la iglesia local, así pues, los miembros sostienen el ministerio pastoral y los ministros la obra distrital y los distritos la obra nacional. Y si alguna de estas instancias no cumple, entonces el trabajo se frena y en ocasiones se detiene.

La viuda venció los temores y todos los prejuicios, dio al profeta lo único que tenía, aunque aquella torta representaba la vida o la muerte para ella y su hijo.

Ella entendió que era la voz de Dios a través del profeta, quien le dijo dame a mí primero.

Venciendo la pobreza …

no tengo pan… solamente un puñado de harina… y un poco de aceite…

La mentalidad de la viuda estaba envuelta en la pobreza cotidiana, no podía ver más allá de su realidad de escases, esta mujer se sentía incapaz de apoyar el proyecto de Dios en las condiciones económicas en que se encontraba. Ella veía lo que tenía materialmente en sus manos, pero no veía lo que Dios quería darle. Eso pasa con muchos que guardan en su mano lo poco que tienen por el temor a quedarse sin nada, olvidan o desconocen que cuando soltamos lo que tenemos en las manos, Dios pone en ellas mucho más de lo que damos.

La palabra de Dios produce fe …

Jehová Dios de Israel ha dicho… Elías le dice a la viuda, no soy yo el que te está pidiendo, es Dios, es él quien te pide porque ha visto tu crisis y quiere bendecirte. El Señor quería bendecir a la viuda, pero ella tenía que creer:

  1. Que Elías era un siervo de Dios.
  2. Que la palabra dada por Elías era la palabra de Dios.
  3. Que la palabra de Dios se cumple.

Sin duda alguna, Dios tenía un proyecto de bendición para aquella familia. Cuando ella recibió la palabra y creyó; actuó en consecuencia y se dispuso a dar a Dios lo poco que tenía.

Muchos creyentes tienen problema en su mayordomía, porque siempre están cuidando lo poquito que tienen, no dan sus diezmos porque piensan que no les va a alcanzar lo que les queda para cubrir sus necesidades básicas y así van de mal en peor, cuidando lo poquito y esperando tener mucho para dar. Dios nos pide de nuestra pobreza para darnos de su riqueza. El apóstol Pablo dice que: …Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9: 7).

Venciendo la fatalidad …

y nos dejemos morir. La viuda había dejado de luchar y comenzaba a morir. Ella tenía en su pensamiento un futuro de muerte. Ese pensamiento estaba basado en el contexto social de aquellos días, pues había visto a muchas personas morir de hambre o por enfermedades producto de la sequía, por lo que esta mujer padecía un síndrome de muerte. Sin embargo, Dios llegó a ella a través del profeta en el momento más difícil, cuando para ella todo había terminado. En realidad Dios quería cambiar totalmente y de una manera integral la vida de esa pequeña familia.

Esto es lo que sigue haciendo Dios con millones de personas. Él aparece en nuestra vida cuando todo nos ha fallado, cuando los que nos apoyaban nos abandonan, cuando la gente que hemos ayudado nos da la espalda; entonces aparece Dios para invitarnos a confiar en él.

Él es nuestra fortaleza, nunca nos abandona aunque estemos en el valle de la muerte (Salmos 23:4).

Recibiendo la bendición

Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija no menguó… La ofrenda de la viuda fue recompensada. Después de que el profeta comió la torta y bebió el agua, venía el momento de suspenso, si realmente era Dios. La provisión estaba segura, si Elías era un falso profeta todo sería un fraude, pero cuando la viuda corre y mete su mano en la vasija, toca el aceite y puede palpar en la tinaja la misma porción de harina es entonces cuando viene la exclamación de júbilo y regocijo; se va la muerte y viene la vida, se va la tristeza y viene la provisión. Dios había cambiado todo. El pasado de pobreza y miseria había quedado atrás. Esta vez Dios no multiplicó el aceite y la harina, simplemente prolongó la abundancia y la provisión de estos elementos por mucho tiempo.

Esto es lo que Dios hace en la vida cotidiana de miles de creyentes fieles y generosos, los cuales sostienen la obra de Dios, a pesar de las crisis actuales no les falta en primer lugar la vida, la salud, la alegría, la seguridad y protección de su familia. Hay poco pero siempre tienen, en ese poco, pero continuo, pagan la escuela de sus hijos, se alimentan, tienen sus casas, muebles, vehículos, en fin, gozan de un patrimonio y aun sus hijos serán bendecidos después de ellos. En su casa hay abundancia de pan. Les va tan bien que hasta el perro de la casa come bueno, sabroso y bastante.

Conclusión: La prueba para ser bendecido es obedecer a Dios cuando nos dice dame a mí primero. Antes que hacer pagos o inversiones o gastar en gustos personales hay que dar al Señor y a su obra y el aceite y la harina no escasearán en nuestro hogar.

fuente: Aviva 2012 -003
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Pbro. Juan J Pérez González
Pbro. Juan J Pérez Gonzálezhttps://pastorales.com/author/juanperezg/
Líder Nacional del Concilio de las Asambleas de Dios, como Secretario General, y en 2019 - Director de Evangelismo a nivel Nacional. Amante de la obra misonera, Pastor, Predicador y Evangelista es su especialidad con milagros y salvacion a través de la Palabra.

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