Consolando a personas que tienen una enfermedad terminal,
“La exposición de tus palabras alumbra.”
Salmo 119:130
Es difícil aconsejar a una persona que sabe que va a morir, si esa persona tiene poca esperanza en la vida eterna que existe en Jesucristo. La muerte parece definitiva, concluyente. La esperanza de la resurrección provee una luz en las tinieblas. La persona se puede aferrar a esa esperanza. El papel principal del consejero bíblico con los pacientes que están enfrentando la muerte es darles esperanza de una manera bondadosa y amable. Permita que la persona com- parta sus sentimientos abiertamente, si eso es lo que desea hacer. Escuche perspicazmente, y háblele de las promesas y los principios que aparecen a continuación. Dios le usará para levantarle el ánimo.
Promesas bíblicas para personas que enfrentan una enfermedad terminal
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8:37
“El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos”. Deuteronomio 33:27
“No te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13:5
“Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y justo”. Salmo 112:4
Principios bíblicos para personas enfrentan una enfermedad terminal
- El dolor y el sufrimiento que usted siente ahora no significan que usted es de menos valor para Dios.
(Salmo 37:25; Salmo 91:14-15) - La influencia de su vida seguirá. (Romanos 14:7)
- Hay personas que sienten un amor y una preocupación muy grande por usted. (Proverbios 17:17)
- Es posible que Dios elija sanarle. (Santiago 5:14-15; Jeremías 17:14; Salmo 103:3)
- Si Dios no elige sanarle inmediatamente, él le dará la gracia para hacerle frente al desafío. (1 Corintios 10:13)
- La decisión más importante es entregar su voluntad a Cristo en forma diaria.
(Mateo 6:33; Salmo 9:10) - Llegará el día cuando usted estará bien de salud una vez más. La bienaventurada esperanza que tenemos en la resurrección alza nuestro espíritu hacia la realidad de la venida de Cristo y de un mundo nuevo.
(1 Corintios 15:51-58;
1 Tesalonicenses 4:16-17; Isaías 25:8)