Por Jaime Mazurek
En Jueces 2:10 se describe una triste condición que lamentablemente aún existe en muchos lugares.
“Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.”
A pesar de la insistencia del cesacionismo que los dones espirituales y los milagros dejaron de existir a fines del primer siglo, Dios ha mostrado lo contrario muchísimas veces y en muchos lugares. Un momento de la historia de la Iglesia que ha resaltado esta verdad de manera irrefutable fue el tiempo de múltiples derramamientos del Espíritu Santo sobre el pueblo de Dios alrededor del mundo a inicios del siglo xx. En lugares tan diversos como Gales, Suecia, Estados Unidos, India, Chile y Brasil, entre otros, en un mismo período, hubo grandes derramamientos del Espíritu Santo sobre personas de distintas razas, lenguas y naciones, con la evidencia inicial del hablar en nuevas lenguas, y también con conversiones, milagros, profecías, llamados a la obra misionera y diversas manifestaciones del poder de Dios.
En un espacio de solamente diez años – desde 1901 a 1910, el pentecostalismo pasó de ser algo conocido por muy pocas personas, mayormente en Inglaterra y Estados Unidos, a un movimiento mundial con presencia en casi cada nación de la tierra. Y todo eso poco antes de los estallidos de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa.
Es importante que no nos olvidemos de estas grandes obras del Señor. Que no seamos semejantes a esa generación que se describe en Jueces. Por eso, en este breve artículo repasaremos varios de estos gloriosos hitos.
Antes del siglo xx
Entre los siglos primero y veinte, hubo muchas instancias de creyentes que experimentaron la llenura del Espíritu Santo, con la evidencia de hablar en otras lenguas, como también la manifestación de dones espirituales como profecía, sanidades y otros milagros. Aquí se entrega un mínimo repaso de estos hitos.
Ireneo de Lyon (año 130-202) escribió en su obra Contra los Herejes:
Ireneo de Lyon
También nosotros hemos oído a muchos hermanos en la Iglesia, que tienen el don de la profecía, y que hablan en todas las lenguas por el Espíritu, haciendo público lo que está escondido en los hombres y manifestando los misterios de Dios. (Contra los herejes, Libro V, 6:1)
Ireneo describe así la realidad de las iglesias del segundo siglo, después de la muerte de los doce apóstoles. Afirma que habían “muchos hermanos” que hablaban en lenguas y profetizaban públicamente.
Novaciano (210-280) declaró en su Tratado concerniente a la Trinidad que en su tiempo se apreciaba la presencia de dones espirituales en plena función en las iglesias:
Este es Él, quien pone profetas en la Iglesia, instruye a maestros, dirige a las lenguas, da poderes y sanidades, hace obras maravillosas, ofrece discriminación de espíritus, da poderes de gobierno, sugiere concilios, y ordena y arregla cualesquiera otros dones que hay de la carismata, y así hace que la Iglesia del Señor en todo lugar sea perfecta y completa. (Tratado concerniente a la Trinidad, cap. 29)
Hilario de Poitiers (300-368), defensor de la cristología ortodoxa contra los arrianos, comentando sobre el Salmo 65, dijo:
El río de Dios está rebosante de agua. . . No puede haber duda sobre el río al que se refiere, porque el profeta dice: “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios”. Y en el evangelio, el Señor mismo dice: “Del corazón de todo aquel que beba el agua que yo le daré, correrán ríos de agua viva que brotarán para vida eterna”. Estaba hablando del Espíritu Santo que debían recibir los que creyeran en él. El río de Dios rebosa agua; es decir, somos inundados por los dones del Espíritu Santo. Y de esa fuente de vida el río de Dios se derrama en nosotros en pleno caudal. (Homilías de los Salmos, Salmo 65)
Además de las palabras de Ireneo, Novaciano e Hilario, hay testimonio sobre la continua presencia de dones espirituales y el hablar en lenguas a través de toda la historia eclesiástica, por personas tales como: Montano, Eusebio, Tertuliano, Agustín, Martín Lutero, los hugonotes, los jansenistas, los cuáqueros (los “temblorosos”), los seguidores de Wesley, y otros.[1]
Edward Irving (1792-1834) fue un pastor escocés que lideró un gran movimiento de restauración espiritual en Gran Bretaña. A partir de 1830 muchos creyentes en su iglesia experimentaron la llenura del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas.
El movimiento de santidad metodista, wesleyana del siglo xix.
El movimiento metodista fue fundado por Juan Wesley (1703-1791) mientras era un estudiante en la Universidad de Oxford, en Inglaterra. Destacaba la vida cristiana marcada por la santidad, la oración y la disciplina espiritual. Fuertemente arminiano, Wesley enseñaba que todo creyente podía, además de la salvación, experimentar una “segunda bendición” de “perfección cristiana”, “santificación entera” o “bautismo en el Espíritu Santo”.
A partir de 1837, la norteamericana Phoebe Palmer (1807-1874), junta a su esposo, comenzó a predicar sobre la “segunda bendición” con gran éxito. Su ministerio impulsaba a grandes campañas de oración en las iglesias, en pos de una vida de santidad. Su libro “El camino de la santidad” fue muy influyente.
Charles G Finney
El gran evangelista y abolicionista, Charles G. Finney (1792-1875) siguió en los pasos de Palmer, predicando que la “segunda bendición”, además de efectuar la santidad, fortalecía a los cristianos para el ministerio. Finney estaba convencido que la clave para resolver los grandes problemas sociales en el mundo era que los cristianos buscaran el bautismo en el Espíritu Santo.
Además de Charles G. Finney, Dios levantó a destacados siervos como D. L. Moody, Rubén A Torrey, A. B. Simpson, y A. J. Gordon quienes evangelizaron a multitudes y predicaron el mensaje del empoderamiento por el Espíritu Santo.
En 1875, en Keswick, Inglaterra, se comenzó a realizar una serie de retiros anuales para buscar la “llenura del Espíritu” enfocada en la “vida superior”. (Las Convenciones Keswick, continúan dándose hasta el tiempo actual, como un tiempo y espacio para buscar la presencia de Dios, e incentivar a la evangelización del mundo entero.)
Existen muchos testimonios que dejaron personas del siglo xix, afirmando haber experimentado grandes encuentros con el Espíritu Santo que los hizo temblar, caerse al suelo, profetizar, y hablar en lenguas. A menudo a estos hermanos se les llamaba “metodistas gritones” (“Shouting Methodists” en inglés) por los gritos de júbilo y alabanza que daban en sus cultos.
Quisiera mencionar que quien escribe esto, Jaime Mazurek, doy fe de tal testimonio entre mis propios antepasados. Mi bisabuela, Matilda Kopisch Berndt, una “metodista gritona”, hablaba en lenguas y danzaba en su hogar y en su iglesia en Kansas, EUA, muchos años antes de su fallecimiento en el año 1898.
El fervor metodista del siglo xix por una “segunda bendición” que impulsara la santidad y el servicio jugó un papel de extrema importancia en el trasfondo del movimiento pentecostal mundial, pero no produjo una doctrina bien definida sobre el bautismo en el Espíritu Santo y los dones espirituales, ni tampoco impulsó la globalización del pentecostalismo por medio de las misiones mundiales. Pero esas cosas estaban por venir con el cambio de siglo venidero.
Los avivamientos pentecostales tempranos del siglo xx
En la primera década del siglo xx nació el movimiento pentecostal mundial. La semilla sembrada en los años anteriores maduró y el fuego del Espíritu Santo descendió sobre múltiples lugares del mundo entre los años 1901 y 1910, produciendo así un movimiento pentecostal mundial que ha crecido hasta llegar a ser hoy, el movimiento religioso de mayor y más rápido crecimiento en el mundo entero. A continuación, se entrega una breve lista de estos avivamientos, en orden cronológico.
1901 – Topeka, Kansas, Estados Unidos
Charles Fox Parham (1873-1929) era un pastor de la Iglesia Metodista Episcopal en el estado de Kansas. Como tal, conocía y enseñaba la doctrina de “santificación entera” como una segunda obra de la gracia de Dios.
En 1895 se separó de la Iglesia Metodista Episcopal y continuó su ministerio en forma independiente. En 1898 abrió un “Centro de Sanidad” en la ciudad de Topeka, Kansas, donde oraba por los enfermos. En octubre del 1900 estableció el Instituto Bíblico Betel en la misma ciudad.
En diciembre del 1900, antes de embarcar en un viaje de tres días para predicar en otra ciudad, Parham encargó a sus estudiantes indagar en las Escrituras sobre cuál era el testimonio uniforme acerca de la evidencia del bautismo en el Espíritu Santo. Al regresar encontró que todos sus alumnos afirmaban que la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo es el hablar en lenguas, tal como se describe en cuatro instancias en el libro de Hechos.
El día 1 de enero, 1901, la alumna Agnes Ozman (1870-1937) fue bautizada en el Espíritu Santo, hablando en otras lenguas. A partir de ese momento, el avivamiento se extendió por todo el instituto bíblico y a diversas iglesias locales. Parham se quedó bien convencido que hablar en lenguas era la necesaria evidencia inicial física de la llenura del Espíritu, y se dedicó a compartir aquella verdad por todo el centro de Estados Unidos.
1904 – Gales, Reino Unido
Gales es una pequeña nación constituyente del Reino Unido, al oeste de Inglaterra. Hubo algunos avivamientos en las iglesias galesas a mediados del siglo xix, pero el gran mover de Dios comenzó en 1904.
En una iglesia metodista en New Quay, en un culto celebrado en febrero de 1904, después de predicar un sermón evangelístico, el pastor Joseph Jenkins preguntó a la congregación si alguien pudiera testificar de Cristo. Luego de una pausa, la señorita Florrie Evans, nerviosamente se puso de pie y dijo, “Si nadie más lo va a hacer, entonces yo les debo decir que amo a mi Señor Jesucristo con todo mi corazón.” Esa sencilla expresión gatilló una reacción en la gente, que empezó a buscar al Señor. Una gran hambre de Dios se extendió por Gales, y el pastor Jenkins fue invitado a predicar en iglesias en el norte y sur de la nación, con gran número de convertidos.
Evan Roberts
En ese mismo año Dios comenzó a usar el ministerio de Evan Roberts (1878-1951), un joven de veintiséis años que había trabajado como minero de carbón desde la edad de once años. A partir de octubre, 1904, Roberts recibió visiones del Señor sobre la conversión de cien mil galeses, y en ese mismo mes comenzó a predicar.
Su pastor le dio permiso para decir unas palabras después de un culto, donde había dieciséis personas presentes. Su mensaje sencillo sobre el Espíritu Santo provocó una gran reacción, con los dieciséis consagrando sus vidas al Señor. A partir de ahí comenzó a predicar diariamente. Dentro de dos semanas sus cultos reunían a más de mil personas por ocasión.
El avivamiento en Gales perduró por más de dos años, bajo el ministerio de Roberts y otros. Hubo muchísimos convertidos y muchos bautizados en el Espíritu Santo, con la evidencia de hablar en lenguas. Se estima que en un momento el 85% de la población de Gales llegó a confesar la fe en Cristo.[2]
El efecto del avivamiento en la nación fue notorio. El consumo de alcohol bajó un 75%.[3] Las cárceles estaban vacías. En la industria minera, se tuvo que re-adiestrar a los caballos y las mulas que se usaban para arrastrar vagones y carros, ya que previamente obedecían a mandatos formados de palabrotas y groserías muy obscenas.[4] Los mineros entraban a las minas y trabajaban cantando himnos cristianos.
El Sr. David Davies, Juez de Paz en aquella época dijo:
Conozco a docenas de hombres que previamente malgastaban todo su dinero, pero quienes ahora lo usan para comprar alimentos y ropa para sus familias. Niños que antes no asistían a la Escuela Dominical, y que no tenían ropa decente u atención en su aseo personal, ahora asisten a las escuelas con buen calzado, buena ropa, con sus caras y manos limpias. He vivido aquí mi vida entera, y jamás he visto a las casas y a los niños tan bien cuidados.”[5]
El avivamiento en Gales produjo un impacto duradero, no solo en Gales, sino en el resto del mundo.
1905 – India
Pandita Ramabai
El avivamiento pentecostal estalló en la India mediante el ministerio de una destacada mujer india, Pandita Ramabai (1858-1922). Ella nació en una familia privilegiada y fue criada en la fe hindú. Al cumplir doce años, ya había memorizado 18,000 versos de los puranas, textos religiosos hindúes, y así vino a ser una académica destacada.
A los veinticinco años de edad, en 1883, al pasar un tiempo de estudio en Londres, conoció el mensaje del evangelio cristiano y abrazó a Jesucristo como su Señor. De Londres, se trasladó a los Estados Unidos donde pasó seis años, creando la “Asociación Ramabai”, una agencia misionera cristiana que le serviría para cumplir el llamado de Dios.
Al regresar a la India en 1889, fundó la “Misión Mukti” (Misión Libertad), una red de ministerios cristianos de evangelización y de ayuda médica y educativa para los desposeídos de la sociedad, particularmente las viudas y los huérfanos. Llegó a establecer varios orfelinatos y un centro de rehabilitación de prostitutas, donde además de darles el mensaje del evangelio, se les enseñaba a leer y escribir y a hacer algún tipo de trabajo productivo para no tener que volver a prostituirse.
En el año 1899, Minnie Abrams, una misionera norteamericana metodista (wesleyana) ya con trece años de experiencia misionera en la India, ofreció su ayuda a Pandita y la Misión Mukti. A pesar de las críticas de las autoridades hindúes por su labor evangelística, las dos mujeres prosiguieron en su labor.
Motivada por las noticias sobre el avivamiento en Gales, y usando su considerable influencia en la sociedad india, Ramabai hizo un llamado a los creyentes a la oración por la llenura del Espíritu Santo en enero de 1905. Quinientas cincuenta mujeres respondieron, comprometiéndose a orar dos veces por día.
En el verano del mismo año envió un grupo de treinta mujeres jóvenes en una misión a las aldeas para predicar el evangelio, y fue entre esas mujeres que el Espíritu Santo comenzó a manifestarse. Hubo instancias de chicas que temblaban y se caían al suelo. Otras profetizaban. El avivamiento se fue expandiendo y pronto hubo casos de personas bautizadas en el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas.
McGee comenta sobre la expansión del avivamiento:
Eventualmente, el avivamiento se extendió a las estaciones misioneras de las iglesias de la Alianza Cristiana y Misionera, como también a las anglicanas, bautistas, luteranas, metodistas y presbiterianas en toda la India. Además de las confesiones de pecado y las tormentas de oración (las características más llamativas), hubo danzas, visiones, sueños, profecías, pago de deudas e incluso provisiones milagrosas de alimentos.[6]
Ese avivamiento pentecostal inicial en la India perduró durante varios años y fue de gran impacto ahí y en otros lugares del mundo.
1906 – Calle Azusa, Los Ángeles, California
William J. Seymour
William J Seymour (1870-1922), un hijo de ex-esclavos, asistió a una iglesia bautista en su niñez y adolescencia. A los veinticinco años de edad se trasladó a la ciudad de Indianápolis, donde se unió a la Iglesia Metodista Episcopal, y abrazó la creencia en la “segunda bendición”. En 1901 contrajo viruela, resultando con la pérdida de su vista en su ojo izquierdo.
En 1905, Seymour se matriculó en un instituto bíblico recientemente fundado por Charles Parham, en la ciudad de Houston, Texas. Algunas fuentes afirman que como las leyes racistas de ese estado prohibían la existencia de escuelas racialmente integradas, Parham dejaba la puerta de la sala de clases abierta, y una silla en la boca la puerta para que Seymour participara en clase desde ahí, y las autoridades no clausurasen al instituto. Sin embargo, investigaciones recientes en otras fuentes primarias de la época indican que Parham incorporó plenamente a Seymour en la sala.[7] Como fuera el caso, Seymour abrazó las enseñanzas de Parham tocantes al hablar en lenguas como la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo.
En febrero de 1906, Seymour recibió una invitación a pastorear una pequeña misión evangelística en Los Ángeles, California. La pastora ahí, Julia Hutchins, tenía planes de irse de misionera al África, y tenía buenas referencias de Seymour. Parham quiso que Seymour no fuera, para que continuara sus estudios, y por que aun no había sido bautizado en el Espíritu Santo. De todos modos, el día 22 de febrero de 1906, Seymour se fue a Los Ángeles, y eso con ayuda financiera de Parham, para ver si la pastora Hutchins lo aprobara como su sucesor.[8]
A pesar de que Seymour aun no había sido bautizado en el Espíritu Santo, con la evidencia inicial de hablar en lenguas, esa era la doctrina que enseñaba con pasión. Al comenzar a predicar y enseñar en Los Ángeles, descubrió que la pastora Hutchins no compartía la idea de que el hablar en lenguas era la necesaria evidencia física de haber sido uno bautizado en el Espíritu Santo. Conversaron el asunto a fondo, y Seymour, a pesar de nunca haber hablado en lenguas, insistió que esa era la evidencia bíblica y que tanto él como ella necesitaban buscar la llenura del Espíritu. El día 4 de marzo, apenas diez días después de llegar a Los Ángeles, Seymour encontró que la hna. Hutchins había cerrado la iglesia con llave y no lo quería tener más como candidato a pastor.
Convencido que Dios le había enviado a esa ciudad, Seymour comenzó a celebrar cultos de oración en la casa de otros hermanos, y el día 9 de abril, 1906, varias personas fueron llenas del Espíritu Santo, hablando en otras lenguas. La noticia se difundió y en pocos días la casa ya no contenía toda la gente que se acercaba. El día 12 de abril, después de pasar una noche entera en oración, William Seymour por fin experimentó su bautismo en el Espíritu Santo, hablando en lenguas. El día después, el 13 de abril, Seymour arrendó el edificio ubicado en el No. 312 de la Calle Azusa, el cual antes había servido como templo para una congregación Iglesia Metodista Episcopal Africana. El nuevo ministerio se llamaría Misión de Fe Apostólica.
La noticia de lo que pasaba en Calle Azusa se extendió por toda la ciudad de Los Ángeles. El día 18 de abril de 1906 el diario Los Angeles Daily Times apareció con un titular en primera plana que decía “UN EXTRAÑO BABEL DE LENGUAS”, seguido por un artículo bastante despectivo y racista que ridiculizaba a Seymour y a los participantes de los cultos. Esa misma mañana hubo un gran terremoto, grado nueve, al norte, en la ciudad de San Francisco. No faltaron hermanos que tomaron eso como señal de la ira de Dios contra el estado de California que no reconocía la hora de su visita.
A pesar de las burlas, el avivamiento creció y en pocos meses, lo que había comenzado como un culto de oración de quince personas, llegó a reunir a mil quinientas personas cada domingo, y a muchos centenares cada noche de la semana. Seymour comenzó a publicar un diario noticioso, The Apostolic Faith (La fe apostólica), cosa que atrajo a aun más personas, provenientes desde toda Norteamérica, Centro y Sud América, Europa Occidental y Oriental, África y el lejano Oriente. Llegaron personas de toda raza, lenguaje y estrato social. Venían buscando el bautismo en el Espíritu Santo. Hablaban en lenguas, profetizaban, algunos danzaban mientras otros se caían al suelo, algunos reían mientras otros lloraban. Luego regresaban a sus hogares, llevando consigo el mensaje de Pentecostés.
Seymour mantenía una disciplina de orar cinco o más horas por día. Durante los cultos, escondía el rostro dentro de una caja de zapatos de madera, para darse un sentido de privacidad. Se destacó siempre por su sencillez, humildad, y por ser amante de la integración de la iglesia, sin racismo o nacionalismo alguno.
El gran avivamiento de Calle Azusa experimentó su mayor fervor durante los años 1906 a 1909. En ese periodo la Misión de Fe Apostólica recibió la visita de muchos miles de personas, quienes llevaron el mensaje de pentecostés de vuelta a sus ciudades. En la edición de marzo, 1907 de La Fe Apostólica, Seymour escribió:
Nos regocijamos al saber que el Pentecostés ha caído en Calcuta, India, a más de diez mil millas de distancia, en el otro lado del mundo: Gloria a Dios. Tenemos cartas de China, Alemania, Suiza, Noruega, Suecia, Inglaterra, Irlanda, Australia y otros países de almas hambrientas que quieren su Pentecostés. Algunas de estas cartas están en idiomas extranjeros. Los misioneros escriben que tienen hambre de este derramamiento del Espíritu, y que creen que es el verdadero Pentecostés. El mundo parece estar maduro para el Pentecostés en todos los países y Dios lo está enviando. Amén.[9]
Es imposible en esta breve narración decir cuán influyente fue el avivamiento de Calle Azusa. De quienes estuvieron ahí, emergieron grandes misioneros pentecostales que fueron por todo el mundo, grandes pastores que plantaron miles y miles de iglesias, y grandes líderes que crearon organizaciones de ministerio pentecostal como la Iglesia de Dios, las Asambleas de Dios, y otras denominaciones.
1907 – Suecia y Noruega
El avivamiento de la Calle Azusa produjo un gran número de misioneros, enviados por el mundo con el mensaje pentecostal. Uno de estos fue el hermano Andrew G. Johnson, de linaje sueco-americano. Sus planes eran ir a la tierra de Palestina, pero otras causas de fuerza mayor lo llevaron de vuelta a su pueblo natal de Skovde, en Suecia, en noviembre, 1906.
Lewi Pethrus
En diciembre de 1906, el hermano noruego-inglés, Thomas Ball Barrett (1862-1940), llegó a Noruega con el mensaje pentecostal. Apenas un mes antes había sido bautizado en el Espíritu Santo, con la evidencia de hablar en lenguas. En septiembre se había enterado del avivamiento en Calle Azusa, y motivado para aprender más sobre el Espíritu Santo escribió una carta al hno. Seymour. El pastor William Seymour contestó su carta, animándole a entregarse por entero a la voluntad del Señor, y así experimentó su propio pentecostés. Antes del fin del año, ya estaba en su campo misionero, en Noruega.
El mensaje pentecostal fue recibido con entusiasmo en ambas naciones, Suecia y Noruega, pues Dios ya había comenzado a derramar su Espíritu ahí. En 1902, un joven sueco de apenas dieciocho años de edad, que ministraba como co-pastor de una iglesia bautista en Noruega, Lewi Pethrus (1884-1974), fue bautizado en el Espíritu Santo y habló en lenguas.
Pethrus luego llegó a conocer a Barratt y a entender mejor las dimensiones de su experiencia. En 1911, a los veintisiete años de edad, Pethrus fue elegido pastor de la Iglesia Filadelfia en Estocolmo, iglesia que pastorearía hasta 1958. Pethrus llegó a ser el líder indiscutible del pentecostalismo en Escandinavia. Las iglesias pentecostales en Suecia y Noruega enviaron a centenares de misioneros por todo el mundo, contribuyendo así a la expansión del mensaje del pentecostés.
1909 – Chile
El “Patriarca del pentecostalismo en Chile” fue el misionero norteamericano Willis Collins Hoover (1856-1936). Enviado por la misión de la Iglesia Metodista Episcopal, Hoover comenzó su labor misionera en Chile en 1899. En el año 1902 fue instalado como pastor de la Iglesia Metodista Episcopal en la ciudad portuaria de Valparaíso.
Willis Hoover
En el año 1907, la esposa del pastor Hoover recibió una carta de una buena amiga personal, Minnie Abrams, la misionera colaboradora de Pandita Ramabai, en la India. Con la carta, vino un librito escrito por Abrams titulado “El bautismo en el Espíritu Santo y fuego”. La carta y el librito describían el gran avivamiento pentecostal que estaban experimentando en la Misión Mukti. Esto impulsó a los pastores Hoover y su congregación a buscar la bendición del bautismo en el Espíritu Santo. Hoover luego escribió:
La circunstancia de conocer personalmente a la autora… nos hizo examinar la historia con mucho cuidado. El asombro para nosotros fue que el libro hablaba de un bautismo claro y definitivo en el Espíritu Santo y fuego, como algo adicional a la justificación y la santificación, cosas que hasta entonces creíamos eran la totalidad de la experiencia cristiana.[10]
La congregación metodista en Valparaíso se dedicó a buscar la plenitud del Espíritu. Los servicios se fueron alargando por causa de prolongados tiempos de oración. A menudo, personas estallaba en llanto en los cultos. Hubo reconciliaciones y súplicas de perdón por ofensas personales.
En junio de 1909 vino el gran derramamiento del Espíritu Santo sobre la iglesia en Valparaíso. La asistencia a los cultos subió de 300 a más de 900 personas. Hubo personas que hablaban en lenguas, otras profetizaban, cantaban o danzaban. El avivamiento en Valparaíso hizo noticia por toda la región. La policía intentó cerrar la iglesia, pero sin éxito. La agencia misionera Metodista Episcopal expulsó a Hoover pero él permaneció en Chile liderando la nueva Iglesia Metodista Pentecostal, la cual creció de manera tremenda por todo el país.
Hoy los pentecostales son aproximadamente el 14 a 15 porciento de la población chilena.
Brasil – 1910
La nación con el mayor número de pentecostales de todo el mundo, es sin lugar a dudas, Brasil, con aproximadamente 22 millones de participantes, siendo la mayoría de las Asambleas de Dios.
Daniel Berg y Gunnar Vingren
El mensaje pentecostal llegó a Brasil por medio de dos varones sueco-americanos, Daniel Berg (1884-1963) y Adolf Gunnar Vingren (1879-1933). Ambos eran inmigrantes suecos a Estados Unidos. Ambos fueron bautizados en el Espíritu Santo y colaboraron en la labor pastoral de una iglesia Bautista, para la comunidad sueca residente en South Bend, Indiana. Un miembro de la congregación les profetizó a ambos, que se fuesen a predicar a un tal “Pará”. Al no tener ninguna idea de dónde quedaría “Pará”, los dos pastores fueron juntos a la biblioteca y ahí descubrieron que era el nombre de un estado del Brasil.
Creyeron a la profecía, y con la ayuda de los hermanos pentecostales de South Bend, el día 4 de noviembre de 1910, partieron hacia Brasil, llegando a Belém, capital de Pará, el día 19 de noviembre. Allá buscaron ocasión para predicar en una iglesia bautista, pero su mensaje pentecostal no fue bien recibido por el pastor y tuvieron que abrir su propia iglesia. La obra empezó a crecer rápidamente, y en 1918 la incorporaron como “Assembleias de Deus”.
Lewi Pethrus colaboró fuertemente con la misión de Berg y Vingren, enviando más misioneros desde Suecia para apoyar la obra, tal como también hizo el Departamento de Misiones Foráneas de las Asambleas de Dios de EUA. El mensaje pentecostal ha crecido más en Brasil que cualquier otra nación del mundo, y hoy las AD son una iglesia enviadora de misioneros por todo el mundo.
Conclusión
Estos hitos de los avivamientos en Estados Unidos, Gales, India, Suecia, Noruega, Chile y Brasil son solamente una parte de este importante episodio en la historia de la Iglesia. Simultáneamente hubo poderosos derramamientos del Espíritu Santo en muchas otras naciones, a medida que el mensaje de pentecostés era lanzado desde Gales, Calle Azusa y Suecia a aquellos lugares. Vale la pena conocer la historia de la Verdadera Iglesia de Jesús en China, el Avivamiento en Pyongyang, Corea de 1907, el misionero John G. Lake y la Misión de Fe Apostólica en Sud África, y la sufrida historia de los tempranos pentecostales en Rusia.[11]
Se aprecia el sello de calidad y autenticidad de estos avivamientos en el fruto que produjeron: miles y miles de convertidos, de vidas transformadas, de iglesias renovadas y centenares de misioneros enviados por todo el mundo con el mensaje del evangelio pleno, resultando en la plantación de miles de iglesias fuertes y duraderas.
Estos estados de inmenso fervor y avivamiento no necesariamente deben ser el estado normal de vida para las iglesias. Son momentos de impacto especial que Dios envía para despertar a su pueblo, para que busquemos una renovación de Su vida en nosotros. Me parece que estamos en necesidad de otro remezón fuerte de parte del Espíritu Santo. Quizás un avivamiento de santidad es lo que hace falta. Y no solo eso. El mundo aun tiene mucha necesidad, y aun hay quedan muchos pueblos por alcanzar, sin olvidar que necesitamos que Dios rompa las ataduras de filosofía secular y del narcisismo postmoderno que está dominando en nuestro mundo occidental actual.
Que el Señor siga derramando su Espíritu sobre toda carne, y que tengamos poder para ser testigos de Él, hasta lo último de la tierra.
Bibliografía
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Lunkin, Roman. “Traditional Pentecostals in Russia”. En East-West Church & Ministry Report, Vol 12, No3., Summer 2004, Covering the Former Soviet Union and Central and Eastern Europe. En Internet en: https://www.eastwestreport.org/articles/ew12302.html. Accesado el 10 de noviembre, 2022.
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Seymour, William. Azusa Street Papers – Apostolic Faith (1906-1908). Christian Classics Treasury: Kindle Edition.
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Robeck, Jr., Cecil M. The Azusa Street Mission and Revival: The Birth of the Global Pentecostal Movement. Thomas Nelson: Nashville. 2006.
Rodgers, Darrin. “This week in AG history – Nov.27, 1960” en Internet, en https://news.ag.org/en/Features/This-Week-in-AG-History-Nov-27-1960,
CITAS
[2] Cecil M. Robeck. The Azusa Street Mission and Revival. Thomas Nelson, 2006. Kindle Edition. p. 324.
[3] William Stead; Campbell G. Morgan; Arthur Goodrich; Evan Roberts. The Welsh Revival & The Story of the Welsh Revival: As Told by Eyewitnesses Together With a Sketch of Evan Roberts and His Message to The World. Trumpet Press. Kindle Edition. p.159-160.
[6] Gary B. McGee. People of the Spirit: The Assemblies of God. Assemblies Of God. Kindle Edition.
[7] Apostolic Archives International Inc. “Bishop William J Seymour”. En Internet en: https://www.apostolicarchives.com/articles/article/8801925/173189.htm. Accesado el 10 de noviembre, 2022.
[9] William Seymour. Azusa Street Papers – Apostolic Faith (1906-1908) Kindle Edition. p. 173.
[10] Willis Hoover, 2000. Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile. 5ta edición. Concepcion, Chile: CEEP Ediciones. Pag. 13.