Por Jaime Mazurek
.
Una de las tantas características especiales que tiene la epístola a los Hebreos es su mención del misterioso personaje del Antiguo Testamento, el rey – sacerdote Melquisedec.
Hay poquísima información en el Antiguo Testamento acerca de él. Se le menciona en tres versículos de Génesis (Gn.14:18-20), y luego en un versículo de un salmo (Sal.110:4). Eso es todo lo que hay. Sin embargo, el escritor de Hebreos reconoció en esos cuatro versículos importantes verdades, esenciales para fundamentar sus argumentos sobre la supremacía de Cristo, haciendo mención de Melquisedec en Hebreos 5:6, 10; 6:20 y en todo el capítulo 7 (7:1-28).
¿Quién era Melquisedec, y qué tenía para ser tan especial e importante para la Cristología planteada en Hebreos? En este breve escrito procuraremos hallar las respuestas a estas preguntas.
Un personaje, diversas interpretaciones
Una revisión de diferentes estudios, sermones y comentarios bíblicos por diversos exponentes deja ver que hay una gran variedad de ideas sobre la identidad y naturaleza de Melquisedec. A continuación, presento varios ejemplos de las diferentes identidades que le han sido atribuidas:
- Era un ser divino, llamado El y Elohim (según el rollo 11Q13 de Qumram)[i]
- Era el ángel Gabriel (según ciertos manuscritos de Qumram).[ii]
- Era Sem, el hijo de Noé, ya con 465 años de edad.[iii]
- Era una encarnación del Espíritu Santo.[iv]
- Era una Cristofanía – una manifestación de Jesús mismo, antes de su encarnación.
- Era un ser humano, un rey y sacerdote de Dios, contemporáneo de Abram, quien resultó ser un tipo de Jesucristo.
A mi parecer, esta última opción es la correcta. Melquisedec fue un ser humano, que tuvo una revelación del Dios verdadero y vino a ser un tipo de Cristo en varios aspectos, cosas que luego fueron reconocidas como tales por el escritor de Hebreos. No debe extrañarnos que, además de Abram, había gentes que conocían a Dios en aquel tiempo. Se estima que Job, por ejemplo, vivió durante ese mismo período.
Primera mención: Génesis 14
La primera aparición de Melquisedec en las Escrituras se relata en Génesis 14:18-20:
18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;
19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;
20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.
El contexto de todo esto es Génesis 14, donde se narra sobre una batalla que hubo entre una alianza de cinco reyes locales de la región del Mar Muerto (Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Zoar, según Gn.14:2), y una alianza de cuatro reyes provenientes de Mesopotamia (Sinar, Elasar, Elam y Goyim, según Gn.14:1). Por doce años, los reyes mesopotámicos habían dominado sobre los reyes locales, y estos querían librarse de su dominio (Gn.14:4). En una incursión, los reyes mesopotámicos vencieron a los reyes locales y se llevaron un gran botín y una cantidad de prisioneros de guerra, incluyendo a Lot, el sobrino de Abram, recientemente llegado a Sodoma (Gn.13:10,11; 14:12).
Al enterarse Abram de la captura de su sobrino, formó y armó un pequeño ejército de 318 hombres y se fue tras los reyes mesopotámicos. Cerca de Damasco los alcanzó y derrotó, recuperando así a su sobrino, los demás prisioneros de guerra y el botín robado de los reyes locales (Gn.14:14-16). Al llegar al “valle del Rey”, la confluencia del valle de Hinom con el torrente de Cedrón, al sur de Salem (la futura Jerusalén)[v] fue recibido por el rey de Sodoma quien había viajado hacia el norte para felicitarlo (Gn.14:17).
En ese momento apareció Melquisedec, el rey de Salem. Era un personaje completamente diferente a todos los demás que Abram había conocido en la tierra de Canaán, pues conocía a El Elyon, “Dios Altísimo”. Hasta entonces Abram solo había conocido a gente pagana en la tierra de Canaán: los de Siquem, Betel, el Neguev, y Sodoma. Pero de repente conoció a este varón, Melquisedec, quien era a la vez el rey de Salem y un sacerdote del Dios verdadero, el mismo que había llamado a Abram a salir de su tierra natal.
Melquisedec salió de Salem para felicitar a Abram, ofreciéndole pan y vino. En su calidad de sacerdote, bendijo a Abram, diciendo, “Bendito sea Abram del Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra” y luego alabó a Dios, diciendo, “y bendito sea el Dios Altísimo que entregó a tus enemigos en tu mano”. Abram reconoció que Melquisedec hablaba del Dios verdadero, y que era un sacerdote suyo y por eso, humildemente entregó un diezmo de todo lo que traía.
Estos detalles luego vendrían a ser de gran importancia para los argumentos del autor de Hebreos, al describir la supremacía de Cristo como sumo sacerdote.
Segunda mención: Salmo 110:4
Aproximadamente mil años después de los eventos narrados en Génesis 14, reaparece la figura de Melquisedec en un pasaje bíblico sorprendente, el Salmo 110:
1 Salmo de David. Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
2 Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder;
Domina en medio de tus enemigos.
3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder,
En la hermosura de la santidad.
Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud.
4 Juró Jehová, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec.
5 El Señor está a tu diestra;
Quebrantará a los reyes en el día de su ira.
6 Juzgará entre las naciones,
Las llenará de cadáveres;
Quebrantará las cabezas en muchas tierras.
7 Del arroyo beberá en el camino,
Por lo cual levantará la cabeza.
El Salmo 110 es el salmo más citado en el Nuevo Testamento y Salmo 110:1, el versículo más citado.[vi] En Marcos 12:35-37 Jesús declaró que es un salmo de David.
35 Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.
37 David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana. (Mr.12:35-37 RVR60)
David habla de dos señores: “Dijo el Señor (Yahvé) a mi Señor (Adonai)”, evidentemente refiriéndose al Mesías. David no se refiere a sí mismo como el Adonai, sino que lo señala como “mi Señor”. Yahvé invita a Adonai a sentarse a su diestra, y afirma que pondrá todos sus enemigos bajo sus pies, indicando su alto honor y dominio.
En el vs. 4, Jehová dice al Adonai, “Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” Es una profecía que afirma que el Mesías sería sacerdote, permanente, sin límite temporal en sus funciones sacerdotales, y no del linaje levítico – aarónico, sino del orden de Melquisedec, el rey – sacerdote que bendijo a Abram.
Estas tremendas palabras proféticas luego también serían de máxima importancia para el autor de Hebreos en su formulación Cristológica.
Melquisedec en Hebreos
Un poco más de dos mil años después del encuentro de Abram con Melquisedec, y aproximadamente mil años después de la composición del Salmo 110 por el rey David, Melquisedec reaparece en las páginas de la Biblia, en la epístola a los Hebreos.
El tema central de aquel libro es la superioridad y supremacía de Cristo, sobre todo lo que se reveló y lo que hubo en el viejo pacto. Hebreos nos enseña que Cristo es:
- El superior revelador de Dios (Heb.1:1-3)
- Superior a los ángeles (Heb.1:4-14)
- Superior en gloria y honra (Heb.2:9)
- Superior como Salvador (Heb.2:9-16)
- Superior a Moisés (Heb.3:3-6)
- Superior como sumo sacerdote (Heb.2:17,18; 4:14-16; 5:1-14; 6:17-20; 7:1-28; 8:1-13; 9:1-28; 10:1-30)
El tema del rol de Jesús como nuestro gran sumo sacerdote es, sin dudas, el tema más desarrollado en la carta, y Melquisedec figura de manera importante en ese desarrollo.
La primera mención de Melquisedec aparece en Hebreos 5:5, 6:
5 Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy.
6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.
El escritor cita al Salmo 2:7: “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy”, pasaje que también cita en Hebreos 1:5; y luego cita al Salmo 110:4: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. Hasta este punto, el escritor de Hebreos ha dicho varias cosas sobre Jesús como nuestro sumo sacerdote, pero ahora afirma que era el sujeto descrito en el Salmo 110, un “sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”; y lo vuelve a hacer en el capítulo 6: “… Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.”
A estas alturas, quizás los lectores de Hebreos se preguntaban: ¿Cómo puede Jesús ser un sumo sacerdote, ya que estos deben ser del linaje de Aarón? y “¿qué es esto de un sacerdocio según el orden de Melquisedec?”, y así, el escritor de la carta dedica todo el capítulo 7 a estos asuntos. El escritor afirma que el sacerdocio según el orden de Melquisedec es superior al sacerdocio aarónico, y por eso Cristo es superior como sumo sacerdote.
A continuación, se presenta un resumen de todas las particularidades de Melquisedec que lo identifican como un tipo de Cristo.
1. Su nombre y lugar
El nombre y lugar de Melquisedec revelan que él era el Rey de Justicia y también Rey de Paz (Heb.7:2), atributos que son expresadas en su perfección en Cristo (Is.9:6, 8).
2. Su vida indestructible en lugar de genealogía
Melquisedec es presentado en Génesis como “sin padre, sin madre, sin genealogía” (Heb.7:3). Esto es importante porque en el sacerdocio aarónico ere imprescindible que todo sacerdote demostrara que era legítimamente un descendiente directo de Aarón y su esposa también de buen linaje (Véase Lucas 1:5).
En Esdras 2, hay una narración muy interesante sobre un grupo de varones, retornados a Jerusalén desde Babilonia, que reclamaban ser sacerdotes, pero cuyas genealogías no se pudieron verificar y por ende fueron excluidos del sacerdocio.
Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. Éstos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio, y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim (Esd.2:61-63).
Pero en el sacerdocio según el orden de Melquisedec, no se daba importancia a padre, madre o genealogía. Cristo a pesar de ser de la tribu de Judá, y no la de Leví, cumple el requisito supremo para ser sumo sacerdote, “una vida indestructible”, como se afirma en Hebreos 7:12-16:
12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;
13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar.
14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
15 Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto,
16 no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
3. Sin límites temporales
Hebreos describe el sacerdocio de Cristo, según el orden de Melquisedec, “que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.” (Heb.7:3). En el sacerdocio aarónico había límites temporales en las funciones sacerdotales. Uno entraba en el ministerio sacerdotal a los treinta años de edad, y se jubilaba a los cincuenta (Nu.4:3, 23, 30, 35, etc.), pero Cristo “permanece sacerdote para siempre”.
4. Receptor de diezmos de Abram y de Leví
Melquisedec recibió diezmos de Abram y, por ende, de Leví y sus descendientes también, porque estaban en sus lomos (Heb.7;4-10). Esto deja ver claramente la superioridad del sacerdocio de Melquisedec sobre el aarónico. También nos afirma que el diezmar es absolutamente un principio neotestamentario, ya que siempre ha sido para Cristo, representado en el judaísmo por su tipo, Melquisedec.
5. Superior a Abram
Fue Melquisedec quien bendijo a Abram y no lo contrario, ya que “el menor es bendecido por el mayor” (Heb.7:7). Abram reconoció que Melquisedec era superior a él, por eso recibió su bendición, y luego le diezmó. Para los judíos, Abraham era lo máximo (Jn.8:33), pero la narración del encuentro de Abram con Melquisedec demuestra que había uno mayor que él (Jn.8:58).
6. Sumo sacerdote por juramento del Señor
Cristo es el supremo sumo sacerdote por que fue declarado tal por Dios mismo, con su propio juramento.
18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia
19 (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
20 Y esto no fue hecho sin juramento;
21 porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. (Heb. 7:18-21).
7. Un sacerdocio permanente e inmutable
El sacerdocio de Cristo es infinitamente superior al de Aarón y sus descendientes, ya que ellos, por la muerte no podían continuar, pero Cristo vive para siempre y su sacerdocio es inmutable y perpetuo.
22 Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.
23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar;
24 mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable;
25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. (Heb. 7:22-25)
8. Un sumo sacerdote santo
En Cristo tenemos el mejor sumo sacerdote porque los sacerdotes aarónicos eran hombres débiles que necesitaban hacer sacrificios por sus propios pecados diariamente, y en contraste, Cristo es santo, inocente y sin mancha.
26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;
27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre. (Heb. 7:26-28)
A pesar de existir tan pocas menciones de Melquisedec en el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo inspiró al escritor de Hebreos para reconocer todas las grandes y maravillosas verdades de Cristo que proféticamente se vislumbraban en aquel rey-sacerdote.
Demos gracias a Dios por Cristo el Señor, nuestro gran sumo sacerdote, según el orden de Melquisedec.
[ii] Pearson, Birger A. (2003). “Melchizedek in Early Judaism, Christianity and Gnosticism”. In Stone, Michael E.; Bergren, Theodore A. (eds.). Biblical Figures Outside the Bible. A&C Black. p. 181.
[iii] Seder hadoroth p. 9b.
[iv] https://astudent.wordpress.com/2008/10/11/melchizedek-is-the-holy-spirit/
[v] Victor Hamilton. (1990). New International Commentary – The Book of Genesis 1-17, Eerdmans, Kindle Edition.