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domingo, enero 12, 2025
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LA PUREZA DEL MENSAJE EVANGELÍSTICO — Pbro. Mario Alvarez F.

Nínive era la capital del imperio Asiria, se convirtió en poder mundial al final del reinado de Salomón.

El profeta Nahúm le dio el calificativo de ciudad sanguinaria debido al feroz uso de la crueldad contra los vencidos. Después de sus victorias se dedicaba a cortar las manos, pies y oídos de sus prisioneros. Adoraban a Dagón, el dios-pez y a Ishtar, la divinidad tutelar de Nínive. El profeta Jonás llegó con un mensaje evangelístico a esta gran ciudad basado en los principios divinos. No los ofendió, sino que llenó las necesidades de los habitantes. Veamos pues la pureza del mensaje evangelístico.

El contenido del evangelio No es ofensivo.

Algunos pueden considerar el mensaje evangelístico como insultante, agresivo, grosero o molesto, sin embargo el mensaje evangelístico es inofensivo no ofende a nadie, al contrario es respetuoso, benévolo, amable y encomiástico con el ser humano.

Es cristocéntrico.

Su gran y único propósito es presentar a Jesucristo como el único Salvador del mundo, no exalta a persona ni a religión alguna, sino que exalta al Señor creador y dueño del universo.

Es un mensaje que llena las necesidades del ser humano Salva al pecador.

Nínive era una gran ciudad necesitada llena de crueldad y pecado. Pero sus habitantes, al escuchar el mensaje de la autoritativa palabra de Dios se humillaron y el Señor los perdonó y los salvó del gran juicio que venía en contra de ellos, Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo (3:10). También multitudes escucharon el evangelio que predicó Pedro el día de pentecostés y se añadieron como 3,000 personas que fueron salvas (Hechos 2:41). Pablo le predicó al carcelero de Filipos, quien se iba a quitar la vida: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa… y él creyó la palabra y fue salvo (Hechos 16:31-34). Cuando el hombre cree al mensaje evangelístico, obtiene la salvación por la misericordia de Dios. Multitudes de personas que han entregado su vida a Jesucristo han alcanzado el perdón de sus pecados y la salvación de sus almas por haber escuchado el mensaje de las buenas nuevas.

Trae esperanza de vida.

El mensaje de Jonás a Nínive era un mensaje de juicio severo, sólo le quedaban 40 días de vida a la ciudad. Sin embargo, cuando escucharon esa palabra, el rey y todo el pueblo abrigaron una esperanza de vivir y clamaron a Dios: …cúbranse de cilicio hombres y

animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? (3:8, 9). Ellos tenían la esperanza de que Dios no les quitara la vida, por eso clamaron. El evangelio de nuestro Señor Jesucristo trae esperanza de vida a toda raza y cultura, ricos y pobres, a ciudades y naciones, etc. Cuando se escucha este evangelio poderoso, la esperanza llega, esperanza para el individuo, para la familia y para el mundo entero. Por ello es necesario seguir llevando el mensaje evangelístico.

Se concentra en las Escrituras

El mensaje evangelístico se concentra en la Escritura. Porque la Palabra de Dios es inspirada por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21), porque es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos (Hebreos 4:12), porque es poderosa (Jeremías 23:29), porque exalta a los abatidos (Salmos 146:8) y es milagrosa: Lázaro ven fuera (Juan 11:34). Hay un mensaje evangelístico que es necesario predicar. Es inofensivo, llena las necesidades del ser humano y se basa en las Escrituras. Este mensaje se puede seguir predicando con toda seguridad, pues la Palabra cumplirá la voluntad divina. Muchos corazones con tanta necesidad están esperando con hambre un mensaje que llene las expectativas y produzca un bienestar moral y espiritual. Sigamos predicando el mensaje de las alegres noticias de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

fuente: aviva 2015 edición 14
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