El crecimiento y desarrollo actual de las Asambleas de Dios ha tenido entre muchas consecuencias positivas la de poder contar con más recursos que contrastan con las magras finanzas de los primeros años, y que fueron también característica de amplias etapas históricas de nuestro desarrollo.
La bendición financiera de las Asambleas en la actualidad es una realidad que ha alcanzado a todas las áreas, en donde tesorerías como la del Departamento Nacional de Misiones y del Departamento de Educación Cristiana han logrado ser autosuficientes en sus gastos operativos, la primera sólo valiéndose de sus rendimientos financieros, algo que no hubiera sido posible imaginar hace apenas unos pocos años atrás.
La crisis financiera derivada de la contingencia sanitaria, y el cierre de iglesias, que en algunos lugares duró casi un año, han demostrado la solidez de las estructuras financieras de nuestras Asambleas y su resistencia a períodos de crisis profunda como la que acabamos de pasar. Todos los eventos nacionales previos a la crisis arrojaron resultados positivos y superávits históricos en la mayoría de los casos. De igual manera, los resultados financieros de las tesorerías nacional y de misiones han sido también históricos, alcanzando niveles que nunca antes se habían logrado en la economía asambleísta. Las finanzas han resistido exitosamente el embate de la crisis aunado a una eficiente generación de tesoreros distritales que con capacidad y presteza desarrollaron planes efectivos de reacción ante la embestida de la crisis y mantuvieron a flote con éxito sus tesorerías, sosteniendo a su vez a las tesorerías nacionales, quienes hicieron también su parte para afrontar con las mejores herramientas y medidas financieras el desafío que la contingencia trajo. Pero el crecimiento ha generado también un incremento en los costos de sostenimiento de las cada vez mayores estructuras conciliares; necesidades de apoyo enormes, para construir y modernizar el cada vez mayor número de iglesias; demandas de infraestructura educativa que con la modernidad deben de actualizarse y renovarse de manera constante; reservas sólidas para invertir anticipadamente en los cada vez más numerosos y costosos eventos nacionales. Para todo ello, se requiere renovar el fundamento de las finanzas nacionales con estrategias que permitan a las siguientes generaciones continuar con una dinámica de crecimiento sin enfrentar como impedimento obstáculos financieros.
1. Alianzas estratégicas
Para la evangelización, así como para impulsar el crecimiento en infraestructura, se requiere que como Asambleas de Dios comencemos a desarrollar con éxito una serie de alianzas que permitan el acceso con mayor facilidad y a menor costo de los recursos que se necesitan para las diferentes dinámicas asambleístas.
Un ejemplo es la alianza estratégica que la coordinación de etnias mexicanas ha logrado establecer con el ministerio Renew Outreach, que se dedica a la producción de equipo de alto desarrollo tecnológico para evangelizar a los grupos étnicos del mundo en su propio idioma. Equipos que costarían literalmente miles de dólares han podido obtenerse de manera gratuita al presentar planes estratégicos de alcance que han hecho que ministerios como la Sociedad Bíblica en los Estados Unidos se unieran al proyecto de alcance a las etnias y obtuvieran los equipos para evangelizar a nuestras etnias sin ningún costo para el Departamento Nacional de Misiones.
Otro ejemplo que ilustra con claridad la necesidad de las alianzas estratégicas es la que se ha consolidado con el ministerio ICM, un ministerio de construcción de iglesias a nivel global. De un proyecto inicial que incluyó a no más de 10 congregaciones, en este año se podrán consolidar más de 40 proyectos de construcción de iglesias en diversas zonas del país, buscando como meta obtener los recursos para construir o remodelar más de 100 templos asambleístas por año a partir del año 2022.
La alianza implica el compromiso de dos partes, donde ICM aporta los recursos y desde las oficinas generales se garantiza el cumplimiento cabal de los acuerdos, la supervisión de los proyectos y la rendición de cuentas y seguimiento minucioso de cada proyecto. Se han iniciado también pláticas para que después de varios intentos podamos consolidar una alianza estratégica con el ministerio de Compasión México, donde se busca dirigir recursos a pastores e iglesias que manejan casas hogares, centros de rehabilitación y comedores para niños en necesidad.
2. Nuevas metodologías de administración financiera
Ante los excedentes que algunas tesorerías asambleístas comienzan a experimentar, es necesario obtener de estos los mejores rendimientos así como eficientar el manejo de las finanzas al máximo a través de la aplicación de presupuestos estandarizados que faciliten que los tesoreros distritales tomen decisiones más acertadas para obtener las mayores ventajas a la hora de aplicar sus fondos.
La tesorería nacional de misiones y la tesorería general del Concilio cuentan ya, en este bienio, con manuales de operación y manejo financiero que serán una base inicial para que, en el futuro, los tesoreros que lleguen a la responsabilidad de manejar los tesoros asambleístas puedan tener una base sólida de recursos técnicos que apliquen con mayor sencillez para evitar cometer errores y aprovechar con facilidad el abanico de posibilidades financieras para incrementar los recursos.
La capacitación es una piedra angular de este aspecto en donde, en el bienio que pasó, los tesoreros distritales del Concilio tuvieron dos capacitaciones en manejo de tesorería y teoría contable, siendo inclusive certificados por el Instituto y Colegio de Contadores Públicos, la institución más importante del país en materia contable y fiscal. Un programa de capacitación constante debe implementarse para mantener los niveles de competencia al máximo, además de que dichos eventos constituyen foros en donde las ideas y experiencias se vierten entre todos los asistentes para enriquecer las dinámicas de trabajo.
3. Tecnificación y modernización de las plataformas financieras
La diversa gama de operaciones que ahora nuestras tesorerías tienen que realizar demandan el apoyo de plataformas de procesamiento de datos y control financiero más modernas y tecnificadas. No va a ser posible manejar con éxito una tesorería asambleísta en el futuro sólo con un hojas de cálculo y calculadoras de mano.
Es necesario implementar sistemas de proceso y control más eficientes y que permitan generar información oportuna para la toma de decisiones efectivas. Son ya numerosos los distritos del Concilio que cuentan con sistemas de proceso contable modernos y fiables.
Pero aún faltan sistemas de control que permitan conciliar las operaciones bancarias con lo reflejado en la contabilidad de las tesorerías, elaborar eficientes presupuestos de control financiero y poder desarrollar proyectos de inversión con la más fiable información financiera.
4. Organismos de apoyo interno
En un proyecto ya aprobado de tiempo atrás por la asamblea conciliar, hemos podido hacer realidad la Fundación de las Asambleas de Dios, una asociación civil con fines no lucrativos que buscará captar apoyos para instituciones similares que pastores y ministros del Concilio han establecido para hacer obra social.
De igual manera, se proyecta que fundaciones como ésta puedan en el mediano plazo estar becando a hijos de ministros en sus estudios ministeriales y seculares, mejorar los esquemas de apoyo ante contingencias como la que estamos viviendo y poder descargar de la asociación religiosa montos y finanzas que puedan generar problemas fiscales o bancarios. Esta es la piedra angular de organismos que en el futuro pueden soportar e impulsar el crecimiento de nuestra organización en áreas de apoyo financiero que serán cada vez más necesarias y frecuentes.
Una proyección interesante sería que una vez establecidos esquemas de apoyo al interior de las estructuras conciliares, pudiéramos extendernos a obra social que apuntalara el trabajo evangelístico en cada trinchera de predicación asambleísta. Creemos en un futuro promisorio de las finanzas de las Asambleas de Dios y de todas las bendiciones que ello generará en nuestras iglesias y ministros.
Podemos asegurar que las bases de administración que nuestros pioneros sentaron han demostrado con creces que tomaron las decisiones correctas en beneficio nuestro. Pero ahora nosotros debemos tomar las decisiones adecuadas para las generaciones asambleístas de los próximos cien años.