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viernes, octubre 11, 2024
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MINISTERIOS DE DANZA EN LAS IGLESIAS - Servicio, Negocio o Show por PS Ernesto PS Magdalena Salas

UN ANÁLISIS PROFUNDO SOBRE LA DANZA EN EL CULTO.!!!!

En los últimos 20 años las iglesias evangélicas, han introducido dentro del culto cristiano en los primeros 300 años del cristianismo, entre ellos está la danza hebrea, y la pregunta que queremos contestar en este análisis es ¿forma parte en el culto de adoración la danza como una forma de adoración?

Los que respaldan y defienden la danza en el culto se apoyan en los salmos 149:3 y 150:4 en donde se expresa que hay que alabar a Dios con panderos y danza. Esta expresión del Salmista es el punto de apoyo para justificar la existencia de los grupos de danza en los cultos evangélicos, lo cual se ha vuelto un negocio. Pero es necesario analizar a fondo el origen de la danza dentro del contexto bíblico y su valides en el culto evangélico.

Empezando por el libro de Génesis. No encontramos en el mismo ninguna referencia a la danza como una expresión cultural, aunque sí era practicada en los pueblos paganos, principalmente en la ciudad de donde procedía Abraham, Ur de los Caldeos, región de Mesopotamia. Tampoco aparece en la época de Jacob, al cual Dios le llamó Israel, pero después cuando los descendientes sus doce hijos fueron cautivos en Egipto y aprendieron sus costumbres, fueron absorbido por las danzas egipcios. Durante esos 400 años del cautiverios, los hebreos absorbieron parte de la cultura egipcia, como era la idolatría y las fiestas con danzas, las cuales formaban parte del culto pagano a sus diversos dioses.

Al ser liberados por Moisés del esclavitud, María la hermana de Moisés tomó un pandero y junto a las mujeres empezaron a danzar de regocijo (Éxodo 15:20), es una de las primeras citas que aparece en la Biblia en relación a la danza, y la misma tiene un contenido de fiesta y gozo, más que expresión de culto a Dios. Las evidencias de que la danza formaba parte del culto egipcio en la adoración a los dioses la encontramos en Éxodo 32:19, cuando el pueblo, guiados por Aarón, construyeron un becerro de oro y empezaron a ser fiesta con danzar, razón por lo cual Moisés se enojó, y de la ira rompió la tabla de 10 mandamientos, porque tristemente descubrió que el pueblo escogido por Dios había absorbido la cultura pagana de Egipto.

La otra referencia que se hace a la danza es cuando Jephte regreso a Mizpa de una batalla, y después de haber triunfado, su hija salió a recibirlo con júbilo y danza, como expresión de alegría (Jueces 11:34). Siempre que en el Antiguo Testamento se menciona la danza con relación a algunas celebración de victoria o está relacionada con hechos ocurridos en torno al pueblo de Israel como expresión de gratitud y alegría. Así ocurrió cuando David derroto a los filisteos. Dice el texto: “Y aconteció que como volvían ellos, cuando David tornó de matar al Filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando, y con danzas, con tamboriles, y con alegrías y sonajas, á recibir al rey Saúl. Y cantaban las mujeres que danzaba, y decían: Saúl hirió sus miles, Y David sus diez miles (1 Samuel 18:6-7). Estos hechos evidencian claramente que la danza era una expresión de júbilo y no era parte del culto en el tabernáculo.

En toda las celebraciones judías, ya sea en fechas memorables, como en bodas, victorias, guerras, o fiestas, la danza hebrea era su expresión folclórica, porque históricamente, todos los pueblos de la antigüedad tenían la costumbre de expresar su alegría mediante danzas folklóricas, y los hebreos aprendieron esto dentro de la cultura de Egipto, sin embargo, en ningún momento se menciona la danza como parte del culto en el tabernáculo.

Un texto muy usado por los defensores de las danzas en el culto se encuentra en la expresión del rey David en 2 Samuel 6:21 en donde dice que el danzaba delante de Jehová, indicando el júbilo que sentía en el culto al Señor, pero lo hacía de una forma personal y en relación a una expresión de gozo muy típica dentro del entorno de su época, pero no había una escuela de danza ni un ministerio de danza.

En ciertos momentos la danza dejó de ser una expresión cultural frente a hechos especiales, para convertirse en una forma de llamar la atención, o provocar al hombre, es por ello que en Isaías 3:16-18 encontramos una expresión de condena por parte de Dios hacia algunas danzarina que con sus movimientos y presunción llamaban la atención. Dice el texto “Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan cuellierguidas y los ojos descompuestos; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies: Por tanto, pelará el Señor la mollera de las hijas de Sión, y Jehová descubrirá sus vergüenzas. Aquel día quitará el Señor el atavío de los calzados, y las redecillas, y las lunetas”;

En el Nuevo Testamento sólo se menciona la danza en dos ocasiones especifica, y no tiene que ver nada con un culto. La primera referencia sobre la danza ocurre en Marcos 6:22, cuando la hija de Herodías entró danzando delante del rey Herodes para pedir la cabeza de Juan el Bautista. La segunda referencia que se hace a la danza es cuando el hijo pródigo regresa a la casa del padre, el cual celebra una fiesta, y el hijo mayor que se quedó trabajando con su padre escucha a lo lejos la sinfonía y el bullicio de danzas, porque su padre estaba celebrando una fiesta por la llegada del hijo pródigo (Lucas 15:25).

No hay ninguna cita que relacione la danza con el culto de la iglesia primitiva, ni aparece en las epístolas una referencia a ello. Tampoco hay una referencia en la historia de la iglesia en los primeros 300 años que muestre su existencia, ni ninguna expresión relacionada a este hecho. La adaptación de la danza dentro del culto devoción no tiene ningún apoyo bíblico, y se puede aceptar en actividades especiales, como expresión artística o de celebración de fiestas dentro del folclor que cada país tiene y no tiene que ser necesariamente hebrea. No podemos negar todas las naciones tienen identidades propias, entre ella, su música folclórica y su danza, la cual son expresiones culturales. Como nosotros no somos judío, aunque muchos se están judaizando, no hay razón de imitar el esquema de la danza judía, en todo caso, si tuviéramos algún evento especial que requiera una celebración de júbilo, bien podíamos usar el folclor de nuestra identidad nacional, en vez de copiar el folclor judío.

Algunos podrán afirmar que la danza dentro del culto es una expresión espiritual, pero cuando los pasos se aprenden, y la técnicas empleadas son artísticas, no hay bases para firmar que la misma procede del espíritu, sino que claramente es evidente que es de la carne, y dicha actividad se ejecuta previo aprendizaje y enseño, lo que lo hace una expresión artística.

¿Cómo entra la danza en el culto evangélico? Todo comenzó al incubarse lentamente, en la década del 80, el surgimiento de Iglesias mesiánicas que empezaron a judaizarse, adoptando costumbres judías, y enfatizando la imitación a los esquemas del culto hebreo en el Antiguo Testamento. Lentamente introdujeron símbolos religiosos, como la estrella de David, la Kipá y el Talit. Junto a esto se implemento el Shopar[1] y se empezó a adoptar las vestimentas y las danzas hebreas, añadiéndole posteriormente las banderas, dándoles a cada color un sentido tipológico, creándose toda una cultura que no obedece a ningún hecho bíblico o histórico en la iglesia primitiva[2]. Se comenzó a imitar el culto del tabernáculo cuando ya el templo del velo se había rasgado con la muerte de Cristo (Lucas 23:45).

¿Se puede danzar o podemos danzar? Claro que sí, pero ésta no obedece a un ritmo ni a un aprendizaje previo, sino a un mover espontáneo que sale de un corazón lleno de regocijo y gratitud delante de Dios. Ninguna acción aprendida y ensayada proceden de una experiencia espontánea. Es necesario diferenciar esto.

Además este tipo de «danza» sincronizada o ensayada dentro del culto, no ayuda a los presentes a concentrarse en la adoración, porque produce distracción. Imagínese, quiero adorar a Dios, pero estoy pendiente de los movimientos que hacen el grupo de danzarines que están al frente. Esto no es lógico, pues desconcentra a las personas del objetivo esencial del culto que es reflexionar, orar y alabar al creador.

Esta tendencia como otras muchas, son influencias del mundo adaptadas al culto cristiano, y lentamente desvirtúan el mismo para conducirlo a al apostasía, y envolvernos en una espiritualidad superficial y d entretenimiento. Sostener tales costumbres sin un asidero bíblico no es correcto, y nos lleva a herejía destructoras que tiene a convertir a la iglesia en un centro de distracción y no en lo que debe de ser, un centro de formación y reflexión, para vivir una vida plenamente impregnada por Jesucristo…

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