ANIMANDO A LAS FAMILIAS PASTORALES por Pbro. Marcelino González

¡Como han perecido los valientes! ¡Tu gloria, Israel, ha perecido en las montañas! —2 Samuel 1:19

Estamos en el inicio de un nuevo año, el 2020 quedó atrás y será un año que nuestras generaciones nunca olvidarán. El COVID-19 o coronavirus, ha causado una pandemia de la que aún no hemos salido; la crisis es a escala mundial y sorprendió a gobiernos y gobernados, y Mexico no es la excepción, hemos sido golpeados terriblemente y esto aún no acaba, de tal manera que vivimos en una nueva normalidad. Como Iglesia Nacional estamos sufriendo las consecuencias de la pandemia que nos ha afectado en varios aspectos que a continuación mencionamos:

En lo social

Desde la Iglesia Local y en todos los niveles de la estructura de nuestro Concilio, seccional, regional y hasta nacional hemos tenido que suspender las actividades, provocando con ello un gran estrés en nuestra gente que extraña los cultos en los templos y tantas actividades que de manera cotidiana solían llevarse a cabo. Fraternizar es bueno y delicioso, vivir unidos en santa comunión… así reza uno de nuestros estribillos, pero este año que se fue socialmente quedamos aislados.

En lo espiritual

Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehova iremos (Salmo 122:1). En la vida espiritual pública y de compañerismo sufrimos al ver nuestros templos cerrados, extrañando nuestros cultos y a nuestros hermanos; en lo privado la vida espiritual nos afirma, fortalece y anima, nuestra relación con Dios está firme, nos quedamos con el deseo expresado por el salmista. Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán (Salmos 84:4).

En lo económico

Grande es nuestra preocupación por aquellas familias pastorales que quedaron sin sostén económico, otras con recursos limitados porque al no realizar reuniones en los templos, los ingresos bajaron o no llegaron, y esto trae como consecuencia escasez y pérdida en la capacidad de adquirir los bienes y servicios necesarios. Bendiga Dios a todos aquellos hermanos que no se olvidaron de sus pastores y les hicieron llegar recursos económicos y en especie.

En la salud

Son muchos los hermanos que han sufrido por causa del coronavirus y que han estado enfermos, algunos de gravedad y a otros los tuvo al borde de la muerte, algunos más que sufrieron los síntomas, los cuales testifican son fuertes y dolorosos; muchos internados en hospitales y otros aislados en sus hogares, pero lamentablemente hemos tenido gran cantidad de pérdidas en el ministerio, son más de un centenar los que han partido con El Señor y ya no estarán con nosotros, sus lugares estarán vacíos.

En lo moral

Conforme a nuestra tradición, el dolor aumento o fue más grande al no poder despedir a nuestros seres queridos con nuestras ceremonias luctuosas. No fue posible despedirlos masivamente como acostumbramos y nuestro lloro fue largo, profundo y silencioso. Las palabras de ánimo nos llegaron por diferentes medios, pero como se extraña el compañerismo, el abrazo y la presencia de los amigos y hermanos del ministerio, ahora como nunca apreciamos todo esto, pues siempre había aliviado el dolor y fortalecido el alma. Nuestras palabras de ánimo a todas las familias que han sufrido la pérdida de un ser amado, nuestras condolencias a cada uno y vamos adelante, nos espera la vida eterna en la gloriosa presencia de nuestro Salvador Jesús. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean la gloria que me has dado (Juan 17:24).