EL BUEN PASTOR una analogía de Ezequiel con el salmo 23

Jesucristo es el buen Pastor, que se preocupa por sus ovejas. Ezequiel 34:16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada,y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.

Muchos de los mensajes de Ezequiel son palabras de juicio. En el pasaje de hoy, él expresa palabras de juicio a los líderes y a la gente que se habían aprove­chado de los pobres entre ellos. Sin embargo, después avanza hacia un mensaje más positivo, la promesa de liberación y la promesa del Mesías, el buen Pastor que los conduciría a la restauración y a la paz. ¡Qué pala­bras de consuelo deben haber sido estas para aquellos sufriendo en el exilio a causa de la desobediencia y la rebelión!

Dios se preocupa por su pueblo como un pastor se preocupa por su rebaño. Él es el modelo perfecto de cómo debería ser un pastor. Como el gran Pastor, Dios no tolerará a los que abusan de sus ovejas y las maltratan. En Ezequiel 34, el Señor reprendió a los «pastores» humanos de Israel por explotar a los vulnerables y sólo preocuparse de sí mismos. Si bien Dios hablaba específicamente a los líderes, debemos ser conscientes de que Él espera que todos los creyen­tes ejemplifiquen el servicio y el cuidado a quienes nos rodean, especialmente los más jóvenes en la fe y los necesitados.

Parte 1—Pastores malvados descritos y juzgados

□ Los pastores negligentes son condenados Ezequiel 34:1-9

Es digno de mención que el título, «pastor», se aplique a David en su papel de rey: «Jehová te ha dicho: «Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel»» (2 Samuel 5:2). Sin embargo, el término «pastor» se aplicó también a todos los reyes de Israel (dieci­nueve reyes) y Judá (veinte reyes). Como pastor, cada rey sería responsable del bienestar espiritual y temporal del pueblo de Dios. Por extensión, este título se aplicaba a toda la clase gobernante del antiguo Israel, incluida la burocracia real, magistrados, recaudadores de impuestos, sacerdotes, etc. Estos individuos tenían la tarea de preservar la justicia y la equidad en el sistema legal y social.

La clase gobernante israelita a menudo actuaba con injusticia y opresión en lugar de justicia y misericordia (véase Isaías 5:7). De manera similar, Ezequiel los acusó de engor­ darse en el abrevadero público mientras las ovejas se empobrecían y pasaban hambre. Ezequiel también los acusó de ser duros en lugar de compasivos. «No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia» (Ezequiel 34:4). Como resultado, el pueblo se había dispersado como ovejas sin pastor. Lamentablemente, la delincuencia de los pastores había llevado a que muchos del pueblo de Dios (incluido Ezequiel) fueran enviados al exilio.

□ Los pastores negligentes son juzgados Ezequiel 34:10

Dios se comprometió a responsabilizar por sus acciones a los pastores negligentes. Otras Escrituras también indican que aquellos que abusan de sus ovejas enfrentarán graves consecuencias. En el evangelio de Lucas, Jesús se refirió a la responsabilidad de aquellos a quienes se les ha confiado el bienestar de su reino: «Si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles…. Mas el que sin conocerla [la voluntad de su señor] hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá» (Lucas 12:45,46,48).

Aquellos del pueblo de Dios que buscan posiciones de poder y responsabilidad en la iglesia deben hacerlo con buen juicio, entendiendo que Dios los responsabilizará por la manera en que ejercen los cargos que se les han confiado. El Señor dijo que quitaría a los pastores falsos de sus puestos, rescatando así a sus ovejas del gobierno corrupto.

Parte 2—Ovejas malvadas descritas y juzgadas

□ No solo los líderes eran malvados Ezequiel 34:17-19

La denuncia de Ezequiel de la sociedad israelita no se detuvo con su crítica a los gober­ nantes y su conducta. Prosiguió a condenar la manera en que se trataba a la gente común. Dios prometió juzgar, «[separando] carneros y machos cabríos» (Ezequiel 34:17); o como lo expresa la Nueva Traducción Viviente: «separaré a la ovejas de las cabras». La redacción nos permite escuchar el eco de una Escritura muy familiar. En Mateo 25:31-46, Jesús nos dijo que, al final de la era, Dios separará «las ovejas de los cabritos» (o «las ovejas de las cabras», n t v ). Explicó que las ovejas y los cabritos se dife­rencian por la manera en que tratan a los demás. A través de Ezequiel, Dios acusó a los «cabritos» de tomar «los mejores pastizales» para sí mismos (Ezequiel 34:18, n t v ). Es decir, los ricos eran culpables de acaparar las mejores tierras de cultivo, dejando lo que quedaba a los pobres. El corazón de Dios es para los pobres y toma nota de cualquier injusticia que se cometa contra ellos.

Los ricos estaban usando el poder que venía con su posición económica en formas que eran dañinas para los pobres. Como resultado, Ezequiel clamó: «¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que bebiendo las aguas claras, enturbiáis además con vuestros pies las que quedan? Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado» (w. 18,19). Debido a su codicia y falta de preocupación por los demás, los ricos de esa sociedad habían aumentado las cargas y las dificultades de los pobres.

□ La oveja «engordada» es juzgada Ezequiel 34:20-22

En respuesta al maltrato que recibían las ovejas, Dios prometió juzgar «entre la oveja engordada y la oveja flaca» (v. 20). Lo más probable es que la «oveja engordada» repre­ sentara a los ricos de la sociedad israelita, y la «oveja flaca» representara a los pobres. En otras palabras, Dios haría responsables a los ricos por su trato a los pobres y débiles de la sociedad.

Cuando nos encontramos con personas necesitadas, ya sea que estemos o no en una posición de liderazgo espiritual, tenemos una oportunidad de expresar nuestro amor por Jesús mostrando compasión hacia aquellos por quienes Él se dio a sí mismo. Debemos imitar el corazón compasivo de Cristo defendiendo a quienes son vulnerables a la explo­ tación, incluidos, entre otros, los no natos, los ancianos, los enfermos y los discapacitados. Y nunca debemos ceder en un sistema que permita que las personas sean tratadas como prescindibles. Aquellos que son fuertes «[deben] soportar las flaquezas de los débiles» (Romanos 15:1).

Parte 3—Descripción del buen Pastor

□ El Pastor divino Ezequiel 34:11-16

Ezequiel luego se centró en el verdadero Pastor de Israel. Dado que los pastores humanos habían dispersado el rebaño, Dios mismo sería el Pastor de Israel, y las reuniría de todos los lugares donde habían ido dispersas, a fin de «[darles] un lugar para que se recuesten en paz» (Ezequiel 34:15, n t v ). Esto nos recuerda al pastor en la parábola de Jesús (Lucas 15:3-7). En Ezequiel, la mala conducta de los falsos pastores provocó el exilio babilónico, y algún día su verdadero Pastor, el Señor, las reuniría y las devolvería a su tierra natal. Les daría «buenos pastizales en las altas colinas de Israel» y las haría descansar en «lugares agradables» y «con abundantes pastizales verdes» (v. 14, n t v ; véase también Salmo 23). Volvemos a recordar al buen pastor, de quien Jesús dijo: «Una vez reunido su propio rebaño, camina delante de las ovejas, y ellas lo siguen porque conocen su voz» (Juan 10:4, n t v ). El pueblo de Dios puede descansar sabiendo que su futuro está en las manos del buen Pastor.

□ El pastor davídico Ezequiel 34:23-31

Dios le dijo a Ezequiel que Él levantaría, de la casa de David, a Uno que serviría como el Pastor para su pueblo. El Señor cumpliría su promesa a David, levantando un reino fuerte de uno de sus descendientes (2 Samuel 7:12). Esta promesa se cumple en Jesús, el buen Pastor que sacrificó su vida por sus ovejas (Juan 10:11). Este Pastor reinará como «príncipe por siempre» (Ezequiel 37:25, n t v ). La profecía de Ezequiel prevé un día en que Israel no tendrá que vivir con miedo de sus enemigos. Disfrutarán de seguridad y protección en su tierra, libres de la opresión. La imagen es similar a la de Isaías 11, donde el reino mesiánico venidero se describe como un tiempo en que «morará el lobo con el cordero» (Isaías 11:6).

Qué nos dice Dios?

Si bien estamos agradecidos por los líderes piadosos, el liderazgo humano siempre tendrá fallas. Por consiguiente, debemos poner nuestra máxima confianza en Cristo, no en las personas. Él es el buen Pastor, el que siempre hará lo mejor para las ovejas.

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