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¿QUIENES SON? ENTRE TRISTE, IMPACTADA Y SORPRENDIDA POR LO QUÉ ME PASO EN EL CONCILIO.
Nos fuimos por fe y por fe regresé, nunca había vivido ese momento de verme en un lugar a la deriva, al terminar el concilio con el único dinero de mi pasaje, un celular y tarjetas a mi nombre (YENY CHARREZ CARLOS DEL ESTADO DE TLAXCALA) todo junto se me extraviaron.
Ya casi todos se habían ido y no tenia pila, en otro celular prestado para marcar a alguien. Y sin tener a alguien a quien marcar para regresar a casa paso algo de entre la tensión y tristeza algo impactante:
Me senté como cuando ya no se tiene a donde ir y sin poder detener las lágrimas lloraba, no por el celular por lo cédula con la que trabajo, pensé por un minuto que no debí ir si no tenia asegurado todo.
Luego una pareja se acercó y eran unos Pastores, no me acuerdo de sus nombres porque por el momento no tenía mucha cabeza para retenerlo, me dijeron que tenían que irse y el Pastor y su esposa tomaron dinero de sus carteras para apoyarme, me levanté a seguir buscando lo que habia perdido y pensé en irme al ADO pasar la noche y esperar a la mañana para poder pensar en hacer algo.
Finalmente no podría llegar con la lo que llevaba.
Después camine entre los puestos que estaban levantando, “nadie había visto nada” y entre personas que preguntaba apareció un joven, y me pregunto: ¿Qué piensas hacer? Y le dije: no se.
Ese jóven me preguntó el costo para llegar a mi destino, ya no sabía ni qué contestar, siento que me perdí, y le dije la cantidad aproximada, el me preguntó: ¿quieres que te lo preste? Y en lugar de decir: si o no, le dije Muchas cosas que no contestaban la pregunta.
Y en ese instante recordé al enfermo que estaba a la orilla de la fuente esperando que un ángel moviera el agua. Y entonces le dije que si, abrió su cartera no tenia cambio y me dio el dinero así, y le dije ¿como te encuentro? Me dio una tarjeta que después vi que no tenia nombre sólo números, se fue ni si quiera me pregunto mi nombre y me puse otra vez a llorar.
Traté de buscarlo de nuevo y ya no lo encontré. Me fuí y logré alcanzar el último camión a Puebla. Llegué a casa aún impactada. Ahora que tuve oportunidad de llegar ya a casa descansar un poco y empezar a tomar conciencia de lo que pasó.
Puedo decir que la lección de este Concilio fue “nunca estoy sola” aunque crea lo contrario.
Perdí mi celular pero gané un testimonio que nunca olvidaré. No se el nombre de estas personas pero si pueden decirme sus nombres, permítanme agradecerles públicamente, hay ángeles entre nosotros y a veces no lo sabemos.
Tengo la foto del jóven que me ayudó y la publico porque aunque no sé su nombre, sé que debía de alguna forma decir, gracias pronto pagaré mi deuda.
Y termino estas líneas preguntando
¿Que persona abre su cartera y le da dinero a una desconocida que no sabe si se lo devolverá?
