EL ESPÍRITU SANTO EN EL CULTO CRISTIANO — Pbro David Gómez Ruíz

1 Corintios 14:26
Hay quienes se impresionan por la enorme solemnidad y silencio que se aprecia en un servicio religioso de la iglesia popular. Se dice que allí no se oye ni el ruido de una mosca.

Es que a los feligreses de esa iglesia se les ha inculcado desde niños una firme creencia de que allí está Dios. Penosamente, no siempre puede decirse lo mismo de nuestros cultos. Aquí el ruido parece ser la norma. Un músico está afinando su instrumento justo en el momento de comenzar el culto, un niño corre por los pasillos y sus papás lo llaman al orden desde varios metros de distancia. No es raro escuchar el timbre de un teléfono.

El culto que ofrecemos a Dios debiera estar marcado por la excelencia, por la concentración total en lo que hacemos, y por una innegable realidad de la presencia del Espíritu Santo en cada parte del culto.

Hagamos un repaso del culto que se ofrecía a Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento para notar sus características y compararlo con el culto que le rendimos a Dios en nuestro tiempo. Veamos también el lugar que ocupa el Espíritu Santo en nuestro culto.

El culto en ambos testamentos

1. El culto en el Antiguo Testamento a)

a) Había un lugar exclusivamente dedicado para adorar a Dios.

  • Primero fue el tabernáculo erigido en el desierto, posteriormente el templo en Jerusalén.
  • Jesucristo dijo que ese lugar era casa de oración.

b) Dios reveló a su pueblo un sistema de culto que incluía:

  • La observancia de diversas ceremonias y fiestas.
  • Ofrendas y sacrificios.

c) El pueblo desarrolló un libro de himnos para cantar a Dios.

  • Los salmos constituyen el himnario del pueblo de Israel.
  • El temario es múltiple y diverso.

d) Hay una reunión del pueblo donde se lee y explica la palabra de Dios.

e) Características del culto a Dios en el Antiguo Testamento:

  • Reverencia y júbilo (2 Samuel 6). •
  • Canto (1 Crónicas 6:31).

2. El culto en el Nuevo Testamento

a) 1 Corintios habla de la iglesia cuando se reúne en un solo lugar (14:23).

  • En esa reunión hay un orden de culto (14:26).
  • El propósito de la edificación (14:12; 26).

b) En el culto se cantaba a Dios.

  • Se cantaba con el espíritu (14:15; Efesios 5:18, 19).
  • La referencia a los salmos abre la puerta al uso de instrumentos.

c) En el culto se predica la palabra de Dios.

  • Lo hizo Pedro en el culto de apertura (Hechos 2), y en toda ocasión que predicó (por ej. Hechos 10:34-43).
  • Lo hizo Pablo (1 Corintios 2:1-5; Hechos 20:7).
  • Siempre con el respaldo del Espíritu Santo (Hechos 10:44; 1 Tesalonicenses 1:5).

d) En el culto se oraba.

  • Se registran diversas reuniones de oración (Hechos 4:23- 31; 12:12).
  • Oraban en el Espíritu (Judas 20; Efesios 6:18).

e) Características del culto del Nuevo Testamento:

  • Libertad (2 Corintios 3:17; 1 Timoteo 2:8).
  • Decencia y orden (1 Corintios 14:40).

El culto hoy

1. El culto cristiano en la actualidad ha tomado diversas vertientes.

  • a) Algunos celebran un culto solemne, formal, donde predominan los himnos tradicionales, acompañados por música sobria y grupos corales.
  • b) Otros llevan acabo cultos son música contemporánea de buena calidad y melodía agradable. Sin embargo, algunos tienen poco contenido doctrinal.
  • c) Incluso hay quienes ciñen el culto a los estilos regionales de música. Ellos pueden usar himnos antiguos o ligeramente

modernos, pero se sirven de los instrumentos musicales y de los estilos propios de la región.

2. El contenido del culto también ha seguido diversas variantes:

  • a) Algunas iglesias han privilegiado el espacio a la alabanza, dando poco lugar a la predicación.
  • b) Otras han suprimido toda oportunidad para el testimonio en el culto.
  • c) Pocas son las que le dan más prominencia a la predicación que a las demás partes del culto.

3. El equilibrio en todas partes del culto es lo mejor.

cnaElementos culturales en el culto

No cabe duda de que los elementos culturales y generacionales juegan un papel importante en el culto.

  1. En las culturas, regiones y ciudades los núcleos sociales pueden ser abiertos o cerrados, conservadores o innovadores.
  2. En términos generales, puede decirse que las generaciones pasadas estaban a gusto con ver y disfrutar una buena predicación y una buena alabanza, para la generación anterior estaba bien con ver y participar, pero la generación actual quiere participar y que la vean cantar y ser parte del culto.
  3. Es necesario reconocer el papel que juega el entorno social en la práctica del culto a Dios, sacar el mejor provecho de los elementos positivos y evitar los elementos que a la luz de la Biblia sean nocivos.

El lugar del Espíritu en el culto

La gente viene a la iglesia a buscar a Dios, debemos estar seguros que él está presente.

  1. El Espíritu Santo estaba presente en las reuniones de la Iglesia primitiva (Hechos 2, 4, 6, 8, 10, entre muchos otros lugares).
  2. Los discípulos testificaban, oraban, adoraban, predicaban llenos del poder del Espíritu Santo.
  3. Los que ministran en la alabanza deben ser adoradores que adoran en espíritu y en verdad (Juan 4:24).
  4. Quienes predican han de hacerlo en poder, en el Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 1:5).

Conclusión
Así como el Espíritu Santo llenó a Juan el Bautista desde el vientre de su madre, es decir, desde antes de que naciera, de la misma manera puede ungir la predicación y la alabanza desde antes de la reunión de culto. En el ensayo de los músicos y en el estudio del pastor o evangelista debe encontrarse la presencia real y poderosa del Espíritu divino, para que al elevar la alabanza o entregar la Palabra, ésta vaya confirmada con las señales que le seguían (Marcos 16:20).

Es la presencia del Espíritu Santo en la celebración del culto de la iglesia lo que hace gloriosa la reunión. Al congregarse como iglesia los creyentes son conscientes de que no participan en algo puramente social, sino que Dios está en el lugar (Gé- nesis 28:16). La presencia del Espíritu hace que la adoración sea en espíritu y en verdad. En un tiempo cuando las reuniones son altamente programadas, y en muchas ocasiones se estimulan las emociones, debe recordarse que la centralidad del culto cristiano no es el programa, ni los participantes, sino Dios mismo. La adoración cristiana es cristocéntrica. El culto cristiano es la celebración de la dignidad de Dios en la persona y por obra de Cristo mediante el poder del Espíritu Santo

fuente: aviva 004 – ve.2012

Acerca de: Pbro. David Gómez Ruíz

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